por R. R. López | 28/04/2015 | Ficción absurda
«La puerta del búnker se alzaba majestuosa ante mí. Hundida bajo el nivel del suelo como estaba, y flanqueadas las escaleras que subían hasta la altura de la acera por dos muros de ladrillo macizo, el centro cívico era, sin duda, una fortaleza inexpugnable». —Extracto...