Hace unas semanas os comentaba cuales habían sido mis impresiones sobre el libro Caperucita y otros relatos vascos de terror. También os comenté hace tiempo que algún día me gustaría traer a este blog a su autor Mikel Rodríguez, para que pudiéramos conocerlo, a él y a su obra, en mayor profundidad.

Bien, pues ese día ha llegado, puesto que Mikel amablemente ha accedido a conceder una entrevista a este humilde vloj.

Espero que os resulte interesante.

Mikel Rodríguez Álvarez Nació en Oiartzun (Gipuzkoa) en 1967.
Profesor de Historia en el instituto de Lekaroz, es Especialista en Historia Contemporánea y en Historia Oral y ha colaborado con instituciones como Eusko Ikaskuntza o Gerónimo de Uztariz y revistas como Historia 16, Historia y Vida, El mundo de los Pirineos o Serga, donde ha publicado un centenar de artículos.

También ha participado en la actualización de la Enciclopedia General Ilustrada del País Vasco y del Petit Larousse.

En 2011 publicó Sacamantecas y otros relatos vascos de terror, que tuvo su “secuela” en 2013, bajo el título de Caperucita y otros relatos vascos de terror.

Esta es la información que cualquiera que busque un poco en Internet puede obtener de este autor, pero hoy le hemos traído al blog para conocer desde un plano más personal algo más de su obra y de sus gustos en general.

Así que comenzamos con la batería de preguntas.

Empezaremos con una muy en la línea de este blog, puesto que siempre que puedo intento introducir la temática de los mitos de Cthulhu, una de mis microadicciones. Mikel, ¿recuerdas cual fue tu primer contacto con los mitos de cthulhu?

Sí, fue una cuestión de “química adolescente”. En concreto, de las clases de Química de 2º de BUP. Por aquella época, los lunes y los martes permanecíamos en el aula hasta las seis y media de la tarde. Yo no comprendía nada de aquella materia y, cuando veía oscurecer por la ventana, me abandonaba a todo esfuerzo. Así que, aprovechando que en el aula éramos más de treinta y que yo tenía el pupitre al fondo (ventajas de mi apellido, que empieza por la “r”) solía leer a hurtadillas tebeos de terror, “Dossier Negro” o “Creepy” generalmente. Pero un día, en lugar de pasarme el tebeo, lo que llegó hasta mis manos fue una antología de Lovecraft. Y ahí empezó todo.

 

Tu obra tiene un exotismo especial al hacer referencia a un entorno geográfico-cultural muy concreto ¿Qué te llevó a fusionar los Mitos de Cthulhu con el folclore e historias del País Vasco?

Pues me pareció lógico, donde no “veo” los Mitos es en Estados Unidos, ni siquiera en las Trece Colonias puritanas. Sé que algunos gritarán “¡Anatema!”, pero el contexto gallego o vasco, por ejemplo, me parece mucho más idóneo para situarlos. Y algo de esto también debió pasar por las mentes de Lovecraft o R. E. Howard, quienes ocasionalmente utilizaron lo vasco para alguno de sus relatos. Además, personajes de la mitología vasca que personifican la angustia y la locura, como gaueko e ieltxu, híbridos o prehumanos como los famerijelak o los gentiles, me parecía que podían asimilarse bien a las cosmogonía de los Mitos. Eso, sin contar que para combatir la idolatría de los indígenas de Ponape se creó en Navarra el Seminario Seráfico de Lekaroz. Y todos sabemos lo que se oculta al sur de esa isla…

¿Piensas continuar esta serie de relatos (sacamantecas y caperucita) y convertirlos en una saga?

Sí. En realidad la saga ya se ha puesto tímidamente en marcha a través de otros relatos que han aparecido en obras colectivas como “Legendarium” o “Monstruos del mar”. Por otro lado, “bilogía” suena tan mal que tendré que intentar por lo menos la “trilogía”. “Tetralogía” también suena bonito. A tétrico. Como “pentalogía”, a pentagrama. Eso, claro está, si la editorial y el público siguen respaldando los relatos que perpetro.

Ahora vamos a abordar otra de las temáticas usuales en este blog, la relacionada con las vivencias como escritor y la publicación en todas sus facetas. ¿Qué consejos darías a la gente que empieza en esto de la escritura?

Buff… Hace mucho que no doy consejos, desde que le dije a una alumna que abandonase el fútbol porque no le llevaría a ningún sitio… y al año siguiente estaba jugando en la liga norteamericana. Lo que veo claro es que deberán tener tolerancia a las frustraciones porque la situación editorial se está degradando hasta cotas muy preocupantes. Este año las publicaciones en papel en España se han reducido de forma drástica. Yo soy un gran afortunado, siempre he tenido suerte con todas las editoriales, pero conozco autores mucho más talentosos que han ido de frustración en frustración. En cualquier caso, quien quiere escribir tiene que hacerlo, abandonar no es una opción. Perseverar es el único camino.

Ahondando en este ámbito, ¿alguna vez te has planteado la autopublicación en plataformas digitales, por ejemplo Amazon?

No, soy un “viejuno”, una persona del siglo XX y las plataformas digitales me resultan antipáticas. Sé que es egoísta y ecológicamente insostenible, pero mis libros quiero que sean de papel; que, cuando se abran por primera vez, huelan bien, como un bebé; que vayan envejeciendo con sus dueños, acumulando arrugas y ácaros; deseo una editorial de las de “toda la vida”, donde un erudito corrector corrija mis galicismos y los usos inadecuados del gerundio, que me advierta sobre la imposibilidad de matar a un personaje con un florete (a no ser que le entre por un ojo) o que el jamón de York aún no se servía en los restaurantes de Nueva Orléans en 1840. Creo que la creación literaria tiene un carácter ególatra, así que, ya puestos, que el capricho sea completo.

Dado que tus dos últimas obras, aparte de guiones que has escrito como el del cortometraje Lamia, abordan el género de terror, ¿cuál es tu novela de terror favorita?

En terror clásico y sobrenatural, Drácula. Y La larga marcha en terror moderno, realista y plausible.

¿Y tu novela favorita que sea de otro género?

No podría decir un solo nombre. Por cada literatura nacional me saldrían un par: Tiempo de silencio y La Celestina en castellano; en ruso, El jugador y La madre… Incluso pienso que por cada período artístico habría que escoger alguna: me parece imposible comparar Tirano Banderas con Cien años de soledad o Elric de Melnibone con Geralt de Rivia. Creo que el paso del tiempo permite mejorar temas preexistentes hasta que, transcurridos unos decenios, cada vez menos, finalmente ese tema deja de dar más de sí.

¿Cuál es tu libro de humor favorito, si es que te gusta este género literario?

Lo cierto es que apenas leo literatura de humor. Es una tara mía, lo sé, porque ese género nunca logra engancharme. Lo más similar, álbumes de Mortadelo o Filemón y los exámenes de los alumnos.

¿Cuál es tu historia favorita de los Mitos de Cthulhu?

Si se trata de clásicos, En las montañas de la locura o Las ratas en las paredes me impresionaron y lo siguen haciendo. Pero, claro, son obras escritas en una época en que hacer palidecer y temblar al lector resultaba más fácil que en la actualidad. Aunque resulte muy discutible, personalmente soy favorable a un aggiornamento de los Mitos. Es decir, que aparezcan mujeres, que haya más diálogo y acción. Y joyitas españolas como Las estrellas están en posición me parece que marcan el camino para poner al día la obra de Lovecraft sin perder su esencia.

Dado que eres historiador, estas tres preguntas me parecen obligadas: ¿qué periodo histórico es tu favorito?

Me interesa el período contemporáneo, sobre todo desde la Revolución Francesa hasta la Guerra Fría. Un período de “blancos y negros”, donde se podía optar con claridad. Cronológicamente, antes y después nos movemos en una escala de grises que hacen difícil posicionarse. De épocas más pretéritas, la altomedieval, porque la escasez de fuentes permite formular y defender nuevas hipótesis.

¿Si pudieras conocer a un personaje histórico, cuál sería?

Formularle eso a un profesor mitómano como yo, es como preguntar “¿A quién quieres más, a tu padre o a tu madre?”. Tengo cientos de favoritos y prefiero no escoger entre ellos ya que van cambiando con la perspectiva del tiempo, de mis conocimientos sobre sus personas o incluso de los estados de ánimo. No ves con idénticos ojos a Marx cuando sabes que embarazó a su criada. No sientes lo mismo por De Gaulle cuando conoces con el mimo que cuidaba a su hija con síndrome de Down.

¿Cuál es tu «misterio» histórico favorito?

El “monstruo de Gevaudan”, sin lugar a dudas, que fue llevado al cine en la excelente El pacto de los lobos. También lo que contiene el mapa del almirante turco Piri Reis de 1513 es fascinante. O la posible existencia de una sociedad de mujeres guerreras en las estepas euroasiáticas en época histórica. Y mil cuestiones más. Sin embargo, yo sigo el materialista histórico y no creo que existan auténticos misterios, solo hay hechos sin estudiar o mal estudiados.

¿Cuál es el siguiente proyecto en el que estás trabajando?

Actualmente no escribo nada. La última presentación que tengo de Caperucita y otros relatos vascos de terror es este 28 de abril y nunca inicio nuevos proyectos hasta haber abandonado totalmente el libro anterior.

¿Qué libro estás leyendo actualmente y cuál será el próximo que leerás?

Una biografía de Goebbels que encontré en el local municipal de reciclaje, donde suelo hallar auténticos incunables. Y el próximo que tengo para leer, con imperdonable retraso porque ya tiene unos años, es Enterrar a los muertos de Ignacio Martínez de Pisón.

Muchas gracias por tu tiempo, paciencia y amabilidad, Mikel, y por permitirnos conocer un poco más de ti y de tu obra.

Gracias a ti y a los lectores por haberme padecido.