Como sabes, en esta sección del blog hablo de canciones que narran una historia, cuya contiene una narración con estructura de relato, es decir, con un inicio, un nudo y un desenlace, y hoy vengo a hablarte de una canción de terror.

Hoy te traigo una canción del grupo Lemuripop, de su álbum primo tempo, un album muy evocador y que contiene muchas historias dentro de sus canciones, como si de un libro sonoro de relatos se tratara.

La que te traigo en esta ocasión es una canción que narra un relato breve de terror.

Todo el disco está imbuído del personal y melancólico estilo de su cantante, Germán Copini, vocalista del grupo Golpes Bajos, uno de los clásicos del pop español de la década de los 80, que consigue crear una atmósfera envolvente y siniestra con esta canción de terror.

Moloch, de Lemuripop (una canción de terror)

 

 

Fue a finales de noviembre.

Salía de trabajar

y buscaba un barecito

donde dieran de cenar.

En la calle hacía frío,

la gente se recogía.

Ajena a mis movimientos

la luna resplandecía.

Justo al doblar la avenida

supe que alguien me seguía

Paré a mi perseguidora

para saber qué quería.

La chica estaba perdida

Parecía venir de lejos,

cuando miré aquellos ojos,

nada se reflejó en ellos.

Se acercó a mí, seductora.

Sonreí el atrevimiento.

Sin oponer resistencia

me dejé morder el cuello.

Mi pequeño crucifijo

qué falta me haces ahora,

pues carezco de aliados

en este mundo de sombras.

Desde que entregué mi alma

la vida es insoportable,

condenado a ser su esclavo

pago un tributo de sangre.

Mi pequeño crucifijo

qué falta me haces ahora,

pues carezco de aliados

en este mundo de sombras.

Armado con una estaca,

espero a que ella regrese.

Pido a Dios que al dar el golpe

este brazo no me tiemble,

no me tiemble.

Y de regalo, te dejo esta canción, del mencionado grupo Golpes bajos, una de mis favoritas.

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