Grey-el-libro-portada

El papel higiénico más caro del mundo

Sí, E. L. James está que no para la tía. Es la reina Midas de la literatura.

Mierda que toca, la convierte en oro. Como era de esperar, de oro no se cansa, lo cual es lógico, y el pasado 18 de junio dejo caer otro aerocoprolito, pero se ve que con los rigores térmicos de la estratosfera llegó a tierra congelado, y la gente ha tardado tiempo en darse cuenta de la peste que suelta.

Como ya sabes si sigues el blog desde hace meses, en un alarde sin precedentes de masoquismo, pero del de verdad, he hecho un seguimiento a todo el fenómeno, hasta tal punto que casi escribo un tratado de Greyología.

Pues bien, como si de un Rashomon de la mierda se tratara, ahora la escritora nos regala la misma historia pero contada desde el punto de vista de Grey.

Si ella hubiese sido capaz de meterse en la psique masculina de un sádico, el libro se limitaría a:

¡Oh, Anastasia!, le pego y me la follo.

Ups, me han dado ganas de cagar.

A ver que ponen hoy en la tele.

No veas la barrila que me está dando la anastasia esta, la voy a amordazar, nada más que para que se calle un poquito.

Fini.

Pero la verdad es que desconozco si esta condición de simplicidad masculina se cumple o no. Y por su puesto, no tengo ni la más mínima intención de comprobarlo pero, habiendo seguido el fenómeno desde sus inicios, creo que correspondía analizar también esta nueva etapa, o al menos lo que se comenta de la misma.

Lo cierto es que he flipado con los comentarios, por un lado porque al final han venido a confirmar lo que yo pensaba sobre determinados aspectos de la obra, y por otro porque me fascina que lectoras de la saga ahora se echen las manos a la cabeza, como si los libros anteriores de la saga no fueran un despropósito.

Algunos aspectos me resultan extraños, y no se si serán fruto de una mala traducción del artículo o de un copia pega desafortunado.

El artículo original lo puedes leer aquí:

http://www.telecinco.es/informativos/cultura/Grey-E-L-_James-saga_Cincuenta_sombras_de_Grey-Anastasia_Steele-Christian_Grey_0_2007600394.html

Y encendemos la máquina de las estupideces:

Según The Guardian: «El primer libro era bastante divertido y era básicamente el retrato de las blandas fantasías sexuales de una mujer. Sin embargo, es casi imposible leer Grey y no pensar que el narrador debería acabar en la cárcel».

One moment, one moment. ¿Qué el primer libro era divertido? Supongo que sería divertido si lo comparamos con que hagan una endodoncia sin anestesia con unos alicates, ¿no? ¿O a lo mejor el que ha escrito el artículo se drogaba para leer el libro?


«El relato de un completo psicópata»

«Recuerda a esos thriller que están escritos desde el punto del asesino y que narra cómo va a atacar a su presa. En vez de ser un relato desenfadado y con repetitivas escenas de sadomasoquismo blando, este «lío amoroso» es ahora el perverso relato de un completo psicópata».

Bueno, es verdad que en los 3 primeros libros Grey actúa como un tipo íntegro, moral y superguayyyy.

Si no recuerdo mal un sicópata es alguien que usa a la gente para sus propios fines sin empatizar con ellos, viéndolos como objetos para conseguir sus objetivos.

Y coger a una egresada universitaria insegura y atolondrada y convencerla para firmar un contrato que la convierte en una prostituta no retribuida que tiene que aguantar torturas físicas, que es lo que sale en el primer libro, ehhhh, estoooo…

¿Seguro que los que han hecho estos comentarios no se han dejado el cerebro en un vasito de agua en lo alto de la mesilla de noche?


The Telegraph: «Grey, el cuarto libro de E.L. James es tan sensual como las memorias de una miseria y tan excitante como el diario de un delincuente sexual. Esto es, entonces, lo mejor del siglo XXI que puede surgir con los arquetipos del héroe romántico literario».

«Grey es como una versión menor del Sr. Darcy pero con abrazaderas en los pezones. El mensaje es claro: Se supone que nos debe dar pena, pero lo único que consigue es que nos compadezcamos de la pobre Anastasia, que en Cincuenta sombras de Grey cuenta su versión de la historia y que en esta entrega queda reducida a una mera muñeca hinchable».

Bueno, pues eso llevaba diciéndolo aquí desde hacía tiempo, y a mi no me hizo falta nada más que leer unas cuantas páginas del libro para darme cuenta (para eso y para sufrir un conato de embolia).

Me gustaría pensar que soy sagaz cual lagartija puesta de anfetaminas, pero parece más bien que todo apunta a que la gente que se ha visto atrapada por el fenómeno ha sufrido un cortocircuito a nivel neuronal digno de un teletubbie harto de grifa.

Una lectora, por lo visto, escribió  en el periódico The Telegraph que el nuevo libro era «irritante» y «claramente sexista»: «La forma en que ve a las mujeres es irritante, especialmente en cómo mira a sus empleadas. Soy feminista y veo claramente un comportamiento sexista, acosador y chauvinista en él».

Dijo también la señora, que era un lince, que: «Resulta que Christian Grey no es sólo cincuenta sombras de… También es un millón de sombras diferentes de sexismo».

Uy yu yu yu yui, ¿ye te ha hecho falta leerte los 4 libros para darte cuenta, hija?

Yo que tú me lo hacía mirar, la verdad. Porque la novela no podía dejar todas estas cosas más claras desde su origen.

A lo mejor, si cada vez que alguien comprara el libro se hubiera pasado E. L James por su casa disfrazada de tuno y se lo hubiera cantado a golpe de bandurria les habría quedado claro.

Algo así como:

En esta novela de mierdaaaaa

que te vas a empapaarrrr

un tío imbécil enredaaaaaa

a la tonta de lugaaarrrrr

para darle de collejaaaassss

y follarla sin pagaaarrrrrrrrr

porque tiene mucha pastaaaaaa

y es muy guapo el rufiaaánnnnn.

Eso mismo te lo hace un pobreeeeee

y lo vas a denunciarrrrrrrrr.

Supongo que duele menoooossss

el cuero de calidaaaaaaad.

Pero para que no me denuncieeeeeennnn

se enamoran al finallllllllll.

Porque el amor lo cambia todooooooooo

Los Beatles lo decían yaaaaaaa.

Chis pon tralará

Y acto seguido salta por la ventana y desaparece.

La verdad es que hubiera estado guapo.

e-l-james-humor

Ya ves si molaría…

Y yo me pregunto, ¿no será esto como decir que algunas mujeres sufren cambios de ánimo con al síndrome premenstrual? Es decir, ellas pueden enarbolarlo como excusa o gritarlo a los cuatro vientos, pero en cuanto lo dice un hombre es un comentario sexista.

¿No será, repito, que lo que narra, que es igualmente denigrante para el género femenino que en las partes previas de la saga, pero si se narra desde el punto de vista de una mujer parece algo cool, de «Diosa interior poderosa del copón» y es aceptable para las lectoras de la saga, pero en cuanto se hace del punto de vista masculino la corrección política aparece y dice que es sexista, cuando en el fondo se trata de la misma mierda?

En fin, a saber si estos son los últimos coletazos de esta pandemia literaria de principios de siglo o si nos aguardan todavía más sorpresas de este tipo.