Bueno, pues ya está presentado el libro en el Registro de la Propiedad intelectual, pagadas las tasas, etc.
Es curioso como han cambiado las cosas en tan pocos años. Aún recuerdo la mañana en la que bajé por la calle Claudio Marcelo, y atravesé una puerta insignificante que me sorprendió al dar a un amplísimo corredor que llevaba a un vasto patio, de dimensiones que uno jamás hubiera podido imaginar por el tamaño de la fachada.
Se trataba de la sede del registro de la propiedad intelectual de Córdoba, situada en un antiguo palacio, en el que nunca antes había entrado.
Tenías que llevar dos copias impresas del libro, rellenar una serie de formularios, e ir a pagar un ingreso mecanizado a un banco.
Y ahora, apenas una década después, basta con meterse en el programa NINFA de la Junta de Andalucía para hacerlo todo on line en apenas media hora, tirando por lo alto, eso sí, es necesario tener el certificado digital.
Y es que la zarzuela llevaba razón en aquello de que hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad.
Lo que por desgracia sigue siendo igual de tedioso es el proceso de revisión del borrador inicial.
Ya está terminada la primera revisión y voy por 1/6 de la segunda.
A veces me sorprendo a mí mismo riéndome al releer lo escrito, lo cual para mí siempre es buena señal, pues uno de mis criterios para escribir es escribir algo que a mi me resulte divertido de leer, sobre todo por disfrutar del proceso.
Todavía queda seguir puliendo, eliminando redundancias, añadiendo pequeños matices que van surgiendo, comprobando que las diferentes escenas de la historia sean coherentes entre sí.
Y siempre queda la duda de si no será todo un esfuerzo baldío, si no está uno tirando tantas horas a un pozo de los deseos del que no sabe si obtendrá respuesta.
¿Gustará, es bueno lo que escribo o solo es una sarta de despropósitos? ¿Le gustará a los lectores? ¿Habrá lectores? ¿Por qué la comida picante es mala para las almorranas?
Mil y una dudas existenciales, como podéis ver.
Y es que nunca se sabe lo que puede salir, como los autores de la Constitución Española, que no eran conscientes de estar escribiendo uno de los libros de Fantasía más difundidos del país (Todo el mundo tiene derecho a una vivienda, a un trabajo digno,… ríete tú del mundo de fantasía de Tolkien).
Por suerte la elección del título ya esta hecha, lo cual puede ser un arduo proceso, en algunas ocasiones.
En cuanto a la elección de portada, también está siendo complicada, dado la naturaleza de la historia que, como siempre pasa con Feliodoro, suele implicar una mezcla de géneros.
Creo que en breve estaré en disposición de adelantar los primeros capítulos, que quiero publicar en este blog, por si hay alguien interesado en ir conociendo la historia.
Y es que otro de los sentimientos que acompañan este proceso, además de la incertidumbre, es la impaciencia, las ganas de tenerlo todo listo, de que el libro vea la luz.
Me lo imagino parecido al anhelo de una madre de ver a su bebé por fin en el mundo, tras meses de larga gestación y de esfuerzos por llevarlo a buen puerto.
Para que luego te salga yonki y acabe robándote la tele para empeñarla.
¿Veis?, esta sería una metáfora ilustrativa de la mezcla impaciencia-incertidumbre de la que os hablo.
En fin. A seguir revisando.
Hasta pronto.
Ya sabes que si hay alguien interesado.Suerte!.
¡Gracias! No sabes lo importante que es tener conciencia de que esto no es solamente un monólogo absurdo con uno mismo.
Los ánimos de lectores y gente cercana es el principal impulso para seguir dedicando horas a esto.
Un saludo