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Hoy hablamos del misterioso club de los 27, integrado por celebridades del mundo de la música que murieron en pleno apogeo de su fama y juventud.

¿Se trata solo de una serie de casualidades, o hay alguna causalidad, alguna razón que conecta la muerte de los famosos que integran el club de los 27 y que explica el misterio de su existencia?

Además, hablaremos, como segundo tema dentro del apartado de cultura de terror, del poema de Lovecraft Las campanas, y de su conexión con el poema homónimo de Edgar Allan Poe, así como de una hipótesis que podría conectarlo con la película de Jacques Tourneur La cuidad sumergida.

 

El misterioso club de los 27

Puedes escuchar el podcast en:


No hay nada más misterioso que los secretos que guardamos en nuestro interior. Nosotros mismos somo un misterio. Nuestro origen, nuestra mente, nuestras motivaciones como individuos, pueden constituir uno de los mayores enigmas.

Por eso, me gustaría dedicar estos primeros capítulos a algunos misterios del ser humano que siempre me han fascinado.

Uno de ellos es un macabro club: el misterioso club de los 27.

¿Por qué macabro?

Porque para ingresar en él tienes que estar muerto. Eso sí, no te cobran ninguna cuota de pertenencia. Faltaría más.

Y es que este club está formado por gente famosa que tienen como común denominador el que le da nombre: todos han muerto alrededor de los 27-28 años.

Entre sus principales miembros fundadores se encuentran ni más ni menos que personalidades tan ilustres como Brian Jones, Jimi Hendrix, Janis Joplin y Jim Morrison.

Todos ellos murieron antes de cumplir los 28 años, aunque algunos muy cerca de dicha edad, lo cual podría ser un dato interesante, como te explicaré dentro de un rato.

A priori uno podría pensar en una coincidencia estadística o en una efecto lógico del modo de vida de estas estrellas, pues si las analizamos, todos tienen varias circunstancias en común.

La muerte del fundador de The Rolling Stones

Brian Jones, guitarrista de los celebérrimos The Rolling Stones (28 de febrero de 1942-3 de julio de 1969), murió ahogado en una piscina.

El informe del forense detalló “muerte accidental” y la causa fue la “inmersión en el agua bajo la influencia del alcohol y las drogas”, aunque no está claro, pues hay varias versiones de su muerte.

Una de ellas la aportó su novia de aquel entonces Anna Wohlin, quien comentó que los obreros que le estaban reformando la casa, y con los que, al parecer, había tenido una relación laboral con altibajos, le estaban haciendo ahogadillas en la piscina durante una fiesta que celebraron en el inmueble, y pudiera ser que a alguno se le fuera la mano.

 

El mejor guitarrista del mundo perteneció al misterioso club de los 27

El caso de Jimi Hendrix (27 de noviembre de 1942-c. 18 de septiembre de 1970) quizá uno de los más conocidos, ha atormentado estudiantes universitarios, alcohólicos y, en general, a todos los que durante alguna época hemos sido aficionados a los botellones extremos.

El conocido como “mejor guitarrista de la historia” murió por asfixia mientras dormía la mona de una melopea de dimensiones épicas, en la que mezcló somníferos y alcohol, al aspirar su propio vómito, ingresando así en el club de los 27.

Y más o menos todos igual, la mayoría de los miembros del misterioso club de los 27 son genios de la música que murieron en pleno apogeo de su fama y juventud, que por lo general le daban al alcohol y a las drogas cosa mala.

Hasta aquí podríamos pensar en que era una consecuencia lógica del estilo de vida que estas estrellas llevaron en una época tan complicada para cualquier toxicómano como la década de los 70.

Además, ¿no son tantos los integrantes del club de los 27, no? Podría ser mera coincidencia…

 

La lista de miembros del club de los 27

Sin embargo, si consultamos sobre este club, por ejemplo, en Wikipedia, podemos ver que la lista es mucho más extensa, llegando a contarse hasta más de 30 nombres más, eso sí, la mayoría bastante poco conocidos, como Cheíto González, conocidísimo en su casa a la hora de comer, pero un talento por descubrir para el grueso de los mortales.

Observando esta lista podemos ver que no se restringe a la década de los 70, sino que hay registros de este curioso fenómeno desde principios del siglo pasado, y supongo que se extenderían aún más en el pasado si alguien se tomara la molestia de investigar, estando limitada esta investigación por la disponibilidad de registros y medios de prensa escrita (seguro que ya en el siglo XII hubo algún trovador bandarra que cascó por una cogorza de hidromiel, pero no tenemos registros históricos).

Además, si hacemos caso a esta lista vemos que los motivos de defunción se amplían, incluyendo accidentes de tráfico, causas desconocidas, complicaciones por alta presión arterial, asesinatos, caídas montando a caballo, suicidios, desapariciones, y hasta esclerosis neurosifilítica.

Y lo curioso es que la lista se ha ido actualizando con el pasar del tiempo, incluyendo a figuras tan eminentes como el vocalista de Nirvana Kurt Cobain (20 de febrero de 1967-5 de abril de 1994).

La última en apuntarse a la lista (aunque se veía venir) fue la cantante Amy Winehouse (14 de septiembre de 1983-23 de julio de 2011), que murió a la edad de veintiocho años.

Aunque los más escépticos seguirán preguntándose dónde está el misterio, como mi padre la vez que le vino una vecina a pedirle ayuda porque su consuegra quería ir a la tele, al programa Misterios por resolver.

Según le expuso la vecina, la citada consuegra, que extraoficialmente era conocida por ser matriarca de un clan de traficantes, había perdido a un hijo de sida, otro por sobredosis, y ahora había muerto otro que estaba en la cárcel, según la mujer, en circunstancias misteriosas.

—El misterio es que le quede algún hijo vivo —fue lo que le contestó, con fría lógica, mi padre.

Sí, teníamos unos vecinos bastante pintorescos.

Lo cierto es que, estadísticamente es bastante llamativo, y habría quien pudiera pensar que más que de casualidades aisladas se tratara de una enorme causalidad.

Y lo más curioso es que habría argumentos para pensar algo en este sentido.

 

El ciclo de regeneración celular de 7 años

El primero se lo escuché a Miguel Blanco referir en uno de sus programas, en el que contaba que una vez le había contado alguien (no recuerdo si gurú, santón o monje budista) que los acontecimientos vitales trascendentes y los cambios decisivos en la vida ocurren cada siete años, que es el tiempo tardan en renovarse todas las células del cuerpo, desde la punta del dedo índice del pie hasta el último folículo piloso de la cabeza.

Investigando sobre esto, ahora que redacto estas páginas, encuentro que, mucho después de que alguien se lo dijera a Miguel Blanco, el periódico New York Times publicó un artículo titulado Your body is younger than you think, en el que se hacía referencia a una investigación realizada por el sueco Jonas Frisen, según la cual la edad media de las células del organismo debía rondar los 7 años.

Parecía que una vez más, la ciencia contrastaba a posteriori lo que la intuición y sabiduría de las antiguas culturas conocía desde hacía siglos de manera empírica.

Pero si rascas un poco más en la cuestión, ves que el equipo de Frinsen en realidad afirma que todavía se sabe muy poco sobre la velocidad de regeneración celular, y que esta tiene velocidades diferentes para diferentes órganos.

Aunque el supuesto “mito” no afirma que todas las células tarden el mismo tiempo, si no que indica que siete años es el periodo que tarda el conjunto de todas la células en regenerarse, es decir, que todas sean células completamente nuevas.

Ahora te pido, querido lector, querida lectora, que hagas un ejercicio de retrospección, y analices esto: como niño, alcanzaste el raciocinio más o menos alrededor de los siete años, comenzaste la pubertad alrededor de los catorce años, seguramente algo importante te pasaría cuando tenías veintiuno, que en muchas culturas y países es cuando se alcanza la mayoría de edad (porque es cierto que el común de los mortales a los dieciocho tenemos una buena pedrada) y a los veintiocho es cuando el cuerpo alcanza su máximo desarrollo, marcando dicha edad el inicio de la madurez.

Ese año, el que va de los veintisiete a los veintiocho, este final del cuarto ciclo, es una edad clave.

Párate a pensarlo. ¿No fue esta una época de cambios decisivos en tu vida, normalmente acompañados de grandes crisis que te obligaron a madurar de una u otra forma?

A mí sí me pasaron. En esa época me independicé, luego me quedé en paro, a un familiar le diagnosticaron una enfermedad muy grave, conocí a la que es mi actual pareja…

Muchos cambios, unos buenos y otros malos, que me hicieron enfrentarme a la adversidad y crecer como persona, aunque no fuera un proceso fácil.

Por si fuera poco, y ahora a los más escépticos les estallará la cabeza (en sentido figurado, por supuesto, que no quiero yo perder ni un solo lector), pues a la hipótesis de los ciclos de regeneración celular de siete años hay que sumarle una circunstancia astrológica: El retorno de Saturno.

 

Cuando Saturno aprieta, aprieta pero bien

Por supuesto, incluyo esto como algo que a mí me resulta curioso, y que se une al cúmulo de lo que algunos considerarán circunstancias casuales, y en las que otros verán relaciones una posible explicación a este fenómeno.

La astrología, aunque sea el germen de la astronomía, igual que la alquimia lo fué de la química, no es una ciencia.

Será, por lo tanto, tarea tuya, lector, analizar los elementos que te expongo, y sacar tus propias conclusiones, aunque, si se aceptan las premisas de estas conjeturas, es cierto que el conjunto adquiere cierta consistencia lógica, como si las piezas encajaran en su sitio.

Según los entendidos en la materia, el retorno de saturno es evento astrológico que podría ser calificado como “la mayoría de edad astrológica”.

Me explico.

Saturno regresa a su posición natal (la posición en que estaba el día que naciste) después de veintinueve años, siendo el último año de este retorno una situación especial en la vida de la persona que lo experimenta, al comenzar su proceso de madurez, un proceso en el que tendrá que evaluar sus circunstancias personales.

Podría decirse que hasta los veintisiete años de edad vivimos nuestra juventud: nuestra etapa de estudiantes, la diversión, el andar por ahí con los amigos sin responsabilidades, los enamoramientos… un cúmulo de nuevas experiencias.

Pasada esta edad comienza un proceso de introspección. Los eventos externos no tienen ya la intensidad de lo novedoso, y comenzamos de alguna forma a mirar en nuestro interior para encontrar nuestro camino en la vida, tanto a nivel personal como profesional.

Tal y como nos cuenta Cristina Laird en su artículo El retorno de Saturno para los nacidos en 1980-81-82-83:

«Cómo esto ocurre cada unos 29 años, podemos en teoría experimentar 3 retornos, aunque la mayoría sólo pasamos 2. Por tanto este primero como el segundo son de vital importancia. Especialmente pues coincide con el retorno Lunar, por Progresión, que ocurre a los 28 años, una técnica que usa la Astrología, donde cada día después del momento del nacimiento, se considera un año de vida.

(…)

Este es un momento en nuestras vidas de grandes decisiones, cuando la vida de repente parece ponerse muy seria. Los riesgos que tomamos durante los 20, dejan de tener atractivo y algo muy profundo nos dice, se acabó la fiesta, debo redirigir mi vida.

(…)

Si dividimos el ciclo de Saturno en 4, vemos claramente las edades que marcan la famosa crisis de los 7 años.

Es decir entre los 6 y los 7, la escuela se vuelve seria y realmente empezamos a estudiar. Muchos niños comienzan la escuela en este momento y otros muchos cambian de colegio. Comenzamos a salir a otras casas y a comparar nuestra familia, con la de los demás.

A los 14, todos sabemos lo que pasa. Estamos en el medio de la crisis más difícil de la vida, llamada apropiadamente ” adolescencia”, y si adolescemos….Todo parece oponerse a nuestras intenciones, los profesores, los padres, el mundo en general.  Esta es la primera oposición de Saturno a sí mismo en nuestra Carta Astral.

Luego llegan los 21, crisis que coincide con la segunda cuadratura de Saturno a su posición natal y la primera de Urano. El dilema de la liberación de la familia, y el temor ante tanta responsabilidad marcan esta edad.

Así llegamos a los 28-29 (…)».

De acuerdo con estas hipótesis astrológicas, el retorno de Saturno supone una toma de conciencia de la realidad y del papel que jugamos en ella, y nos fuerza a analizar las experiencias vividas hasta el momento para superar mediante una serie de cambios drásticos  que introducen severas consecuencias en nuestro estilo de vida, ya sean laborales, familiares, afectivos… o todos a la vez, como fue mi caso, que me hice un “perfect”, como cuando derrotabas a tu adversario en el Street Fighter sin que te tocara un pelo…

Tras este comentario entenderás por qué mi retorno de Saturno fue especialmente duro.

En general en esta etapa la vida nos impele a afrontar cambios o crisis vitales, surgiendo responsabilidades que debemos asumir y que requieren de nosotros un cierto grado de madurez para enfrentarlas y, en teoría, los grandes progresos u obstáculos que aparecen en este periodo son consecuencia de cómo hemos afrontado hasta el momento las obligaciones.

Si la persona no ha hecho frente a estas obligaciones y no dispone de la madurez o estabilidad mental suficiente, y no es consciente del proceso que está atravesando, puede experimentar miedo, pérdida, frustración y eventualmente caer en una depresión si no tiene capacidad para adaptarse a estos cambios.

Por lo tanto, atención jóvenes famosos: si el retorno de Saturno os pilla sin la suficiente estabilidad emocional o sicológica, si os habéis dedicado solo a hacer orgías con grupies o a meteros todo lo que pillásteis, si no hicísteis vuestros  “deberes vitales”, puede ser que no seáis capaces de afrontar este evento astrológico, ingresando así en El Club de los 27.

Habrá quien piense que Saturno es un tipo envidioso…

 

Enlaces mencionados en el programa

 

Música el programa «El misterioso club de los 27»

 

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