
Escogiendo género: terror, humor, ficción absurda…
Como sabes, desde hace un tiempo estoy llevando a cabo un ejercicio para definir mi nicho de escritor, como te contaba ya en este artículo en el que hablaba sobre el pulp, el terror y el humor, tratando de diferenciar si mis escritos se enmarcaban precisamente en terror, humor, pulp, or what the fuck.
Después de investigar qué tipo de libros se parecían a lo que escribo, porque la verdad es que no es muy fácil de clasificar al conllevar normalmente una mezcla de géneros (como ejemplo pongo mi novela Imposible pero incierto, que mezcla el horror cósmico de H. P. Lovecraft con el humor), creo que he llegado a algunas conclusiones.
El asunto de las clasificaciones no deja de ser algo artificial, puesto que la realidad y los fenómenos que las componen son los que son y no siempre se ajustan a un encorsetamiento en categorías estancas, pero a veces es necesario este ejercicio de etiquetado, sobre todo de cara a promocionar lo que uno escribe en Internet, por el tema de las palabras claves, los metadatos, el long tail (no pienses que esto de la «cola larga» es alguna guarrada) y demás mandangas con las que tiene que lidiar el escritor independiente.
Si me acompañas a través de este viaje por la literatura te contaré qué nuevos géneros he conocido y en qué consisten.
¿Por dónde empezar?
Para profundizar en este viaje a la búsqueda de la identidad de mis libros lo primero que hice fue reflexionar sobre mis principales influencias a la hora de escribir.
Pude identificar claramente a Eduardo Mendoza y Terry Pratchett, autores que tenía en mente cuando escribía Historias que no contaría a mi madre, pues me hicieron ver que cualquier género literario se puede enfocar en clave de humor con muy buenos resultados.
Fuente: Wikipedia
Tirando del hilo he encontrado a otros autores de los que he leído poco o nada, pero que, por lo que hay escrito por ahí, parece ser que tienen elementos en común con lo que hago.
La primera conclusión
Con semejantes referencias vi que me enmarcaba entre dos claros subgéneros, la novela satírica, género que trabaja con gran maestría Eduardo Mendoza, y la ficción absurda, del que Terry Pratchett fue, es y será el rey indiscutible.

El tito Pratchett, que en paz descanse (Fuente: Wikipedia)
Pero, ¿qué significan estas palabrejas?
En unos sitios clasifican las obras menores de Eduardo Mendoza como ficción satírica, en otras como parodia.
Supongo que les dirán menores por el hecho de ser humorísticas, pues todavía se tiene en la literatura ese prejuicio rancio de señor con bigote que alude a la seriedad obligatoria en los libros, para que estos sean tomados en serio, valga la redundancia.
Sin embargo, para mí sus obras humorísticas son grandes en su género, que no olvidemos que para hacer humor de forma intencionada hay que hacer gala de una gran inteligencia, y que muchas veces el humor es un vehículo solapado de la crítica social, utilizado para abordar temas que de otro modo podrían resultar polémicos o incómodos.
Encajarían en esta clasificación obras como su saga del detective sin nombre, compuesta por El misterio de la cripta embrujada, El laberinto de las aceitunas, La aventura del tocador de señoras y El enredo de la bolsa y la vida, que ya te reseñé en el blog.
En estas novelas se cachondea lo más grande del género de la novela negra, a la vez que le da un repaso a su amada Barcelona.
En El asombroso viaje de Pomponio Flato da una vuelta de tuerca más, aunando estos dos géneros (la sátira y la novela detectivesca) con la novela histórica, con un resultado genial.
Sin embargo vemos como las clasificaciones se quedan cortas, pues también tiene otras obras de humor como Sin noticias de Gurb o El último trayecto de Horacio Dos, que son obras que parodian la ciencia ficción, pero haciendo gala de un humor tan surrealista y absurdo que lindan con los dominios de la ficción absurda de Terry Pratchett y Christopher Moore.
Así llegamos al siguiente palabro.
La ficción absurda
Las novelas de este género suelen mostrar a personajes normales que se ven envueltos en circunstancias sobrenaturales o extraordinarias.
Esto encaja de lleno con Historias que no contaría a mi madre y con Imposible pero incierto (una novela de horror có[s]mico).
Sus dos máximos exponentes son el tristemente desaparecido Terry Pratchett, que eligió la fantasía para parodiar y criticar aspectos de nuestra propia realidad a través del Mundodisco, en el que transcurren sus historias, y Christopher Moore.
A este último autor no lo conocía. Investigando sobre él puede uno leer cosas como que ha heredado el humanismo de John Steinbeck y el sentido del absurdo de Kurt Vonnegut.

Fuente: Wikipedia
Para que te hagas una idea de lo que escribe, tenemos por ejemplo novelas como ¡Chúpate esa!, que parodia el subgénero de los vampiros, por lo que aúna géneros como el terror y el humor (¿te recuerda a algo?).
Pero, por si fuera poco, hay que añadir otro ingrediente a la mezcla.
La ficción transgresiva
Parece que aquí cada uno se inventa el género que quiere. Yo intenté llamar a lo mío pulp cañí, pero no cuajó.
Pero al individuo del que vengo a hablarte ahora sí que le ha cuajado el invento.
Chuck Palahiuk, según dice él, escribe ficción transgresiva.
Fuente: Wikipedia
Según wikipedia:
La Ficción transgresiva es un género literario que se centra en los personajes que se sienten limitados por las normas y expectativas de la sociedad y que se liberan de esos confines de una manera inusual o ilícita. Debido a que se rebelan contra las normas básicas de la sociedad, los protagonistas de la ficción transgresiva son seres comunes y normales, pero al resto de los personajes pueden parecerles rebeldes, extraños, enfermos mentales, antisociales, o nihilistas. El género trata ampliamente con temas tabúes como la drogadicción, la sexualidad, la violencia, el incesto, la pedofilia y la delincuencia. El término fue acuñado en los ’90 por el crítico literario Michael Silverblatt en Los Angeles Times, para describir un género de ficción que explora gráficamente hechos y acciones tales como prácticas sexuales aberrantes, violencia urbana, relaciones familiares disfuncionales y el uso de drogas. A esta clase de novelas se les describe usualmente con como «subversivas», «vanguardistas», «crudas» y hasta «pornográficas». La ficción transgresiva tiene vínculos estrechos con el «realismo sucio».
Pues mira tú que casualidad que también hubo quien me dijo que Historias que no contaría a mi madre, en cuanto al lenguaje y al desarrollo de los personajes, encajaría con el realismo sucio.
Desde luego, el relato que sí que encaja en esta categoría es De la enternecedora historia de su Mami y Manolito, no en vano la película El club de la lucha, basada en una novela de este autor, fue la que inspiró el carácter gamberro del relato.
Puedes descargar ese relato clicando el link.

Pero, una vez más, vemos que estos límites están difusos puesto que en, su novela Fantasmas (puedes leer la reseña que hice de esta novela de Chuck Palahniuk aquí), Mr. Palahiuk introduce elementos fantásticos o sobrenaturales, como el Big Foot, o viajes de personas difuntas al infierno, como en Condenada.
Basándome en la definición que da wikipedia, yo incluiría también en este género al escritor escocés Irvine Welsh, autor de la celebérrima novela Trainspotting, y cuyo libro Éxtasis: tres relatos de amor químico inspiró indirectamente (algún día te contaré como) un retorcido pasaje de otra novela inédita mía que algún día sacaré a la luz.
Y digo indirectamente porque no he leído el libro, pero un compañero de estudios me contó uno de los relatos, y me dio una idea para dicha escena.
Para tratar de centrar la brújula puse la vista en otros de mis grandes referentes a la hora de escribir.
La conjura de los necios, por ejemplo, inspiró algunas de las características de Felio, como sus problemas con la válvula pilórica.

un personaje que tiene mucho en común con Felio…
Pues bien, esta novela, según donde miremos, es clasificada como literatura contemporánea, comedia o tragicomedia.
Si acudo a Tom Sharpe y su Wilt, que fue otro de los libros que me animó a escribir humor, es clasificado como novela cómica o humorística.
Vemos por lo tanto que los géneros muy bien definidos no es que estén pero, puestos a escoger, para el posicionamiento en los buscadores quizá los términos más adecuados para mis libros sean Ficción absurda, ficción transgresiva y ficción satírica.
Así que, con el trabajo que me ha costado encontrarme, creo que es todo un acontecimiento.
Mi autor favorito fue, es y será Pratchett. Y me toca un poco lo que no suena que se relegue el humor a una categoría inferior. Como si hacer reír fuera fácil. Y como si tocarte el corazoncito y darle una descarga al cerebro que te haga pensar mientras te ríes como un poseso sea más fácil todavía.
Hay muchos autores y críticos que creen que solo contando temas profundos como si ese día hubieran matado a tu madre y violado a tu perro puedes llegar a la gente y conmoverlos. Me parece una visión muy elitista y poco realista del mundo, así en general, y de la literatura en particular.
A Palanhiuk lo tengo pendiente, y manda huevos porque una amiga, que me quiere tanto que no sabe de lo que habla, siempre me dice que mis relatos le recuerdan a su estilo. Así que nada, tendré que ponerme algún día a ello. ¿Alguna recomendación?
Yo creo que el problema es que durante mucho tiempo la literatura ha estado dominada por un sector de viejunismo rancio, algo como muy de los años 60, porque si no, no se explica.
Pratchett es un genio que no solo trata el humor en sus novelas, sino que también habla de física, de sociología, filosofía… y encima te puede arrancar una sonrisa.
Pero cometió el pecado de tocar dos temas que se consideran como menores en los altares de la literatura: la fantasía y el humor.
De Palahniuk, de momento, solo he leído Fantasmas, pero te la recomiendo 100%. Tiene algunos relatos (porque es una novela hecha de relatos, ya lo entenderás si lo lees) que son geniales.
Si escribes como Palahniuk, bienvenida al carro de la ficción transgresiva ;) Ya no me siento tan solo. ¡Saludos!