Si sigues el blog desde hace tiempo, ya sabrás que no soy mucho de estas fiestas, pero si al menos son excusa para emitir buenas vibraciones, por mí que no quede.

Te mando todo mi amor y buenos deseos en forma de este clásico ochentero en el que la pluma contenida y los estilismos horrendos campan por sus fueros.

Que pases unas felices fiestas, sean las que sean.