¿Te gustan las Historias de fantasmas? ¿Quieres darte una vuelta por un lugar que ha sido calificado como uno de los más embrujados del Mundo? Acompáñame a dar una vuelta por las entrañas de la capital de Escocia para descubrir el misterio de las catacumbas de Edimburgo.
Más misterios de Edimburgo
En la pasada entrada de esta categoría, te contaba mi primera experiencia en busca del misterio en tierras escocesas.
Como ya dije, Edimburgo es una ciudad pintoresca.
Conocida como la Atenas del norte, por ser patria de intelectuales e ilustrados, como el famoso filósofo David Hume, tiene una historia curiosa y plagada de episodios truculentos.
La segunda actividad turística de corte misterioso que decidimos realizar está relacionada con algunos de ellos.
Las brujas de Edimburgo
En primer lugar, antes de llevarnos al destino estrella del tour, las catacumbas de Edimburgo, el guía nos condujo a la plaza de Mercat Cross, en la que nos puso en situación sobre el contexto de la época, recreando el juicio de una mujer acusada de brujería, pues dicha plaza era utilizada para quemar a las supuestas brujas.
La cosa era bien sencilla, se preguntaba a la bruja si era culpable. Normalmente lo negaban, pues si lo admitían su familia llevaría un estigma y muchas papeletas de ser torturada, por lo tanto, hacían la «prueba de detección de brujas», que consistía en tirar a la supuesta bruja al lago Nor’ Loch.
El lago Nor’ Loch debía ser algo así como el Río Ankh, de Ankh-Morpork, que Terry Pratchett describe en sus novelas del Mundo Disco como el más apestoso del mundo
Y es que en este lago se tiraban todos los residuos de la Old Town de Edimburgo (y los suicidas, y gente que era ajusticiada) por lo que su textura podía ser calificada de espesa.
Cómo no sería que al final tuvieron que drenarlo para evitar el foco de infecciones y pestilencia en el que se había convertido, por lo que en la actualidad no existe.
Pero volvamos con nuestro test detector de brujas.
Como detectar a una adoradora de Satanás
1. Arrójse a a la presunta bruja a un lago, río, o masa de agua similar.
2. Como bien es sabido, si es una bruja, no se cumplirán en ella las leyes de la naturaleza, en cuyo caso no se hundirá, por lo que procederemos con el punto 4.
3. Si la acusada es buena cristiana, se ahogará, como mandan los cánones, pero no pasa nada, el señor la acogerá en su gloria.
4. En caso de confirmarse que se trata de una bruja, quemar en la hoguera.
Con lo cual el dilema al que se enfrentaban las acusadas era algo así como este:
Lo peor es que, debido a la cantidad de mierda del lago, y a lo abultado de las ropas de la época, que a veces creaban cámaras de aire entre los pliegues, podía darse el caso de que las acusadas flotaran, lo cual convencía a la población de que de verdad había brujas, y de que debían seguir repitiendo el test, que daba muy buen resultado.
Tras mostrarnos esta curiosidad, nos guiaron hacia nuestro destino principal en aquel paseo:
Las catacumbas de Edimburgo

En 1795 comenzaron a ser abandonados.
¿Por qué falló este ideón?
Pues porque estas cámaras no tenían ninguna fuente de luz natural, y su ventilación dejaba mucho que desear.
Imagina cómo se iba acumulando la peste a humo, el hollín de las antorchas, que si se apagaban te sumían en una total oscuridad.
Además, cuando llovía, había filtraciones, humedades, goteras, y el suelo de las cámaras se inundaba, por lo que, si a eso añadimos el frío de esas latitudes, tenemos un entorno no muy confortable.
Cuando fueron abandonados por los comerciantes, el resultado fue un entramado laberíntico de cámaras oscuras y totalmente aisladas del exterior.

No importaba lo que hicieras, nadie te vería.
¿Quién podría estar interesado en poblar un sitio así?
Pues borrachos, violadores, prostitutas, ladrones, asesinos, fugitivos de la justicia que necesitan ocultarse, ladrones de cuerpos… en fin, lo mejor de cada casa.
Durante unos años fue un secreto a voces. Por supuesto, ni siquiera la policía se atrevía a penetrar en aquellos oscuros pasajes hasta que, finalmente, las autoridades fueron forzadas a actuar.
En algún momento entre 1835 y 1875 las fuerzas del orden entraron a saco, vaciando las catacumbas definitivamente, y sellándolas con toneladas de escombros para que nadie pudiera volver a entrar.
Y las atrocidades cometidas quedaron atrapadas en la oscuridad y el silencio de aquel paraje subterráneo y olvidado…
Hasta los años 90, en los que un acaudalado escocés jugador de rugby las compró, vaciándolas y habilitándolas para su uso turístico.

Invitó a diferentes sujetos a que pasaran algún tiempo en las catacumbas.
El estudio concluyó que las personas que creían en fantasmas experimentaron un mayor número de experiencias sobrenaturales que aquellos que se habían mostrado escépticos respecto al tema.
También se registró mayor número de estas experiencias en las salas que tenían fama de estar encantadas.
A su vez, se informó de una mayor incidencia de estas sensaciones extrañas en los participantes en salas que tenían una apariencia visual más siniestra o en las que había corrientes de aire frío.
Su conclusión es que la sugestión ayudaba a los visitantes a experimentar experiencias para las que estaban predispuestos por sus expectativas sobre el lugar.
La visita
Según nos contó el guía, algunos visitantes afirmaban haber visto en esta cámara la silueta de un hombre sentado y encorvado, justo en la esquina en la que se habían encontrado los restos de herramientas.
La gente solía experimentar, según nos dijo, una sensación de tranquilidad en esta cámara, por oposición a otras en las que la sensación de algunos visitantes era de inquietud.A pesar de que nos confesó que el nunca había visto nada, nos contó que algunos compañeros suyos habían visto hasta dos niños diferentes, que aparecían por un extremo de la habitación y salían corriendo por los túneles.
También contó que en ocasiones, mientras el contaba la visita, algunos de los participantes notaban como si un niño les diera la mano, pero luego miraban a su lado y no había nadie.
Algunos mediums han dicho que uno de los niños se llama Jack.
La verdad es que, en mitad de la oscuridad y la atmósfera claustrofóbica del lugar, estas historias hacían que se erizaran los vellos de la nuca.
Quienes la han visto la describen como una mujer vestida de negro, que se tira de los ropajes.
De nuevo, visitantes que afirman tener percepción extrasensorial dicen que esta mujer ha perdido a su hijo, de ahí la hincha que le tiene a las embarazadas.
Por último, como en toda comunidad de vecinos que se precie, tenemos al gruñón de turno.
Lo apodan «Señor botas» porque, de nuevo, ha habido personas dotadas que dicen haberlo visto, y que afirman que se trata de un tipo alto con un abrigo azul y con botas altas, que grita a la gente que se marche, los empuja, tira piedras contra las paredes, etc.
Algunos afirman que se trata del propietario de un antiguo tugurio, y que es uno de los espíritus más temidos.
El guía nos contó que una mujer dijo haberlo visto, que le había dicho que se marchara, ante lo cual ella no tuvo otra cosa que hacer que, presa de un ataque de pánico, salir corriendo solo por los túneles.
El personal de la empresa tardó un cuarto de hora en encontrarla sentada en un rincón, algo desorientada.
Al parecer, una de las últimas salas del recorrido es la sala del «Señor botas», en la que en teoría, en tiempos, se encontró el cadáver de una prostituta asesinada, supuestamente por el «Señor botas», pero nos advirtió que no entraríamos en ella porque su tamaño no era muy grande, y el grupo era demasiado numeroso como para que la viéramos con comodidad.
Al final del recorrido, a mano izquierda, la vimos.
Por un momento le planteé a uno de mis compañeros de viaje que entráramos durante un momento, pero, dado que el guía iba bastante adelantado, tendríamos que haber entrado sin linterna, y la sala estaba completamente oscura.
Así que la sugestión venció, y decidimos dejarlo para otra ocasión, si es que algún día volvíamos.
Fuentes no oficiales dicen que, después de esta experiencia, Zack Bagans asesoró a Joaquín Reyes en la composición de esta canción: