Estas últimas semanas están siendo nefastas para la literatura, concretamente para los géneros que más me gustan, el humor y la fantasía-terror.

Y es que, como la cosa siga así, voy a tener que crear en el blog una sección de necrológicas.

El 23 de junio fallecía Richard Matheson.

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Menos mal que estas malas noticias se compensan con algunas buenas, como el nacimiento de estos liligres, sí, ya no ligres, sino liligres, que digo yo que serán como un ligre pero en cursi, en el zoo De Novosibirsk

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Aunque al mencionaros al señor Matheson puede que muchos penséis ahora mismo “¿La mujer de quien…?”, seguro que, como dijo Cristo (el de la cruz, no el domador de leones)  «Por sus obras los conoceréis».

Y es que Richard Matheson es autor del algunas de las obras de fantasía, terror y ciencia ficción más relevantes del pasado siglo XX.

Además, los aficionados al cine de estos géneros seguramente tengan entre sus películas favoritas algunas cuyos guiones salieron de la pluma de este gran escritor.

Cuando era pequeño recuerdo una película en blanco y negro que impactó mucho: El increíble hombre menguante. Todos conoceréis el argumento casi con total certeza: un hombre aquejado por una extraña y desconocida enfermedad comienza a hacerse chiquitico chiquitico chiquitico, hasta medir apenas unos centímetros, y tener que luchar contra insectos para poder sobrevivir, hacer alpinismo por lo muebles del salón para desplazarse, etc.

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Esta idea se convirtió en un argumento clásico del género, dando lugar a variantes del encogimiento y la miniaturización como El chip prodigioso, Cariño he encogido a los niños o Un viaje alucinante.

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Pues bien, el guión de este film de culto era una adaptación que Matheson hizo de su propia novela, El hombre menguante.

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La verdad es que los de Bruguera no se lo curraban mucho con las portadas…

Los fans de Steven Spielberg también le deben mucho a este señor, dado que el primer film de Spielberg allá por 1971, que lanzaría la carrera de Mr Spielberg, se basaba en un relato corto de Richard Matheson.

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El argumento de este relato trata de un conductor que se pica con un camionero en un adelantamiento, pique que degenerará en una implacable persecución por parte del misterioso conductor de trailer, que intenta acabar con la vida del protagonista.

Otras obras suyas originarían clásicos del género, como El último escalón, que fue llevada al cine por David Koepp en 1999 con Kevin Bacon como protagonista, o La casa infernal, que fue descrita por el maestro del terror Stephen King como «la novela más terrorífica sobre una casa embrujada jamás escrita».

La versión cinematográfica de esta última, The Legend of Hell House (La leyenda de Mansión del Infierno),  es, a mi entender, una de las mejores películas de casas encantadas que hay, y que ha envejecido muy bien pese a ser de 1973.

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Todo uno de esos clásicos de la Hammer que los amantes del cine de terror viejuno (que triste decir esto, indica que uno ya tiene más años que andar «pa’lante») debería visionar.

En esta película se refleja una de las virtudes de Matheson como escritor de fantasía y terror, que es la verosimilitud de la que dota a los elementos sobrenaturales de sus historias, enfocándolos desde un punto de vista científico que los hacen más plausibles, y que demuestran que el escritor tenía un alto grado de conocimientos en estas materias.

Pero sin duda su obra culmen es “Soy leyenda”. La idea en sí ya es arquetípica dentro del género: el último ser humano, acosado por otros seres que no son de su especie.

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De las tres versiones cinematográficas de la película, la más famosa (que no la mejor) es la que protagonizó Will Smith.

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Esta obra sin duda es grandiosa. El libro transmite perfectamente la angustia y la soledad del pobre Robert Neville, los largos encierros nocturnos en su piso fortificado, la rutina de la supervivencia para evitar pasar de “Soy leyenda” a “Soy merienda”, etc.

Pero sin duda un aspecto muy interesante de esta novela que se nos escapa a primera vista, y que puede que sea el secreto de su éxito, es que esta novela es la inversión del argumento del clásico sobre Vampirismo de Bram Stoker, Drácula.

En Soy leyenda el protagonista, aunque para el lector sea el héroe, es, en realidad, el monstruo.

Al igual que Drácula, se trata de un individuo solitario, de otra especie, que es diferente por haber sido mordido por un vampiro (ya sé que este no era el origen de Drácula, pero si está muy relacionado con la iconografía que posteriormente el cine crearía sobre la imagen del vampiro); en la novela se explica la resistencia de Neville a la enfermedad del vampirismo por una mordedura de un murciélago vampiro mientras servía como militar en Panamá, creo recordar. A su vez, Neville rapta a vampiros mientras estos duermen para intentar convertirlos en criaturas similares a él mediante la modificación de su sangre (Neville experimenta con las vampiras que captura para intentar erradicar la enfermedad sanguínea que les confiere su naturaleza).

Él es el ser anómalo dentro de la sociedad mayoritaria compuesta por individuos no humanos.

También puede hacerse una lectura de la resistencia del individuo ante los cambios impuestos por la sociedad mayoritaria, dado que todos los componentes del nuevo orden intentan persuadir a Neville para que se les una, lectura con la que se identificarán aquellos que se niegan a abrirse un perfil de facebook.

Como podéis ver se trata de una genial vuelta de tuerca a un planteamiento clásico dentro del género del terror, tan magistralmente urdida que puede pasarnos desapercibida al leer el libro.

Por todos estos motivos no me queda otra que recomendaros que os sumerjáis en la obra de este genio.

Requiescat in pace Mr. Matheson.