Como te contaba anteriormente, estas semanas hago un paréntesis con los libros y novelas de terror y aprovecho el lanzamiento de mi nuevo libro, un ensayo sobre temas paranormales al estilo de Lo poco que sé del misterio, para tocar estos temas que me apasionan con una serie de artículos extra que son capítulos descartados del libro.
En principio el libro estaba concebido como una recopilación de temas diversos, pero finalmente el equipo de la editorial pensó que era mejor dotar todos los capítulos de un nexo de unión común, por lo que capítulos como este quedaron fuera de la publicación.
Aunque el tema que voy a tocar hoy es mucho más terrorífico que cualquier cuento macabro que se pueda imaginar.
¿Te atreves a adentrarte en esa parte de la realidad tan tenebrosa?
El asunto que nos ocupa hoy es uno de los más inquietantes, repugnantes y aterradores, por sus visos de ser real, que he tocado nunca, y siento hacia él una franca ambivalencia: me atrae descubrir un misterio, y siento que, más allá del morbo, es una responsabilidad social averiguar si este tipo de cosas existen para sacarlas a la luz y acabar con ellas de una vez por todas, cosa que, cómo descubrirás si sigues leyendo, puede resultar harto difícil, dado el poder de los estamentos que, de ser cierta toda esta historia, habría implicados.
Es curioso como, cuando uno es joven, se cachondea por inconsciencia de algunas cosas a las que, con la edad, acaba encontrándoles sentido.
A mí me pasaba eso con el periódico El Caso, que leía mi abuela, y con el programa Quién sabe dónde, que me parecía un ejercicio de amarillismo y de mal gusto.
Sin embargo, conforme he ido creciendo, el misterio que trato de forma indirecta en este capítulo, las desapariciones de personas, y que a mi juicio es el más terrible de todos, me hecho cambiar de perspectiva, y comprender que este tipo de publicaciones y programas quizá nos ayudaban a tomar conciencia de un fenómeno social que continúa, que siempre ha estado ahí, acechando, como un espectro terrible ante el cual la sociedad prefiere desviar la mirada par fingir que no existe.
El hecho de que desparezca algún ser querido es una de las peores pesadillas que se pueden experimentar, una terrible lotería que nos puede tocar a cualquiera sin que sepamos a qué mecanismos responde y cómo podemos evitarlo.
Quizá te parezca que mis afirmaciones son exageradas, y no es de extrañar, porque la consigna social que las autoridades marcan a los medios de comunicación es que no se hable de estos temas, para evitar crear lo que ellos llaman «alarma social».
Así, apenas existen bases de datos oficiales en las que recabar información, no se promueve la incorporación de criminólogos titulados a los estamentos oficiales y cuerpos de las fuerzas de seguridad del estado que hagan análisis estadísticos que permitirían predecir patrones anómalos que quizá sirvieran para investigar estos casos de forma más eficiente.
En los periódicos este tipo de sucesos han desaparecido casi por completo, quedando relegados a algún que otro breve en los periódicos, con excepción de las desapariciones mediáticas a las que sí se da mucho bombo, ignorando el resto de las que suceden día tras día.
España es así, a pesar de que en el resto de países de Europa se han destapado redes de pederastia y tráfico de personas en las que había importantes personalidades implicadas (el caso Dutroux, sin ir más lejos, o la red de pedofilia que se descubrió en la La City, el corazón financiero del mundo y las altas esferas en Londres, y de la que solo se habló de forma marginal en algunos medios, como atestigua este artículo de el periódico El Mundo), aquí no tenemos de eso.
Ni asesinos en serie.
¡No, que va! Si en España somos todos muy buena gente…
Aunque este castillo de naipes sobre la ilusoria bonhomía intrínseca del homo ibéricus se rompe cual castillo de naipes tan solo con teclear en google los términos «Caso bar España».
Te animo a que lo hagas.
Pero, ¿de verdad existen estas cosas? ¿Y qué tienen que ver con las snuff movies? ¿Cuál es el secreto del cine snuff?
Antecedentes históricos
Una tarde, volviendo del trabajo, me surgió una pregunta al ver a los niños en los parques con sus padres. ¿Por qué los niños ya no juegan solos en la calle?
De pequeños siempre planeaba sobre nosotros ese temor abstracto, que nadie se atrevía a concretar, de que no debías confiar en extraños porque algo malo podía pasar, pero parece que nadie quería detallar el qué.
En épocas anteriores a mi niñez, a los niños se los asustaba con el hombre del saco y el sacamantecas, aparte del coco y otros muchos seres, supuestamente ficticios, que parecían compartir la misma dimensión de los mitos infantiles que otras entidades más amables como el Ratoncito Pérez y Leticia Sabater cantando el «Letirap».
Por desgracia, cuando creces, a poco que te intereses por el tema, descubres que algunos de estos seres de la mitología infantil, incluida Leticia Sábater, son más reales de lo que parecen.

Si te la encuentras en un callejón a oscuras cantando «La salchipapa» es mucho más efectiva que el hombre del saco y el sacamantecas juntos, e incluso diría que más que el gran Cthulhu
Juan Ignacio Blanco Durán (Madrid, 25 de marzo de 1956) es periodista y criminólogo, licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid, máster en Criminología por la misma universidad, diplomado por tres universidades en Criminalística, diplomado en Humanidades Contemporáneas por la Universidad Autónoma de Madrid, entre otras titulaciones, además de haber sido redactor jefe y director del legendario semanario El Caso, y colaborar con mútliples medios de comunicación tanto de prensa escrita como de televisión.
Fue tristemente famoso en los años 90 por ser uno de los investigadores que ayudó al padre de una de las niñas de Alcásser a intentar esclarecer si la versión oficial era real o no, atrevimiento que les valió el escarnio por parte de las autoridades, pues fueron denunciados, desacreditados y hundidos económicamente, mediante artículos en los diversos medios y demandas judiciales, hasta el punto de que Fernando García, el padre de una de las niñas, hasta hace poco ha estado todavía de juicios por supuestas calumnias que le han costado indemnizaciones millonarias y casi penas de cárcel y Juan Ignacio Blanco no ha vuelto a ser contratado por ningún medio de comunicación.
¿El mundo al revés, no?
Su pecado: dar unos nombres en un acto desesperado, al verse desatendidos por la justicia en lo referente a las inconsistencias del sumario de Alcásser, que ya de por sí darían para escribir un libro entero.
Este criminólogo fue de los primeros en hacer referencia a que una de las posibles causas o consecuencias de este caso fue el rodaje de una película snuff, hasta el punto de llegar a afirmar que le pasaron una copia que entregó al ministerio de interior, pero puedes leer más detalles si te interesa en el artículo de arriba.
Aunque no hay pruebas al respecto, y hay corrientes enfrentadas entre las personas que siguen investigando este caso de forma extraoficial, debido a que, en algunas declaraciones, el señor Blanco ha cambiado la naturaleza del vídeo de snuff a un vídeo en el que se ve el cadáver de una de las niñas ya muerta y un desfile e personalidades que muestran el rostro a cámara.
Según este investigador, uno de los pocos datos sobre la cantidad de personas desparecidas en España fue proporcionado por el ministro del interior Jorge Fernández díaz el 15 de enero de 2013 en el Congreso de los Diputados en respuesta a la pregunta de un diputado socialista.
De acuerdo con el entonces ministro, desde el 1 de enero de 2010 al 11 de enero de 2013 se produjeron en España 29.706 denuncias de desapariciones de las que un 92% fueron resueltas, sin indicar cuáles de estos casos se resolvieron por la aparición del cadáver de las víctimas.
Del 8% restante nada se supo.
2.427 personas tragadas por la nada, 67 personas al mes, 2 al día, durante este periodo de 3 años.
En 1992, mientras España vivía la borrachera del a Expo y las olimpiadas, hubo numerosas víctimas y desaparecidas:
Marta Maria Obregón Rodríguez, de 22 años.
- Mecedes Lázaro Sanmiguel, de 25 años.
- Francisco Javier Santos Gómez, de 9 años.
- Olga Sangrador Caballo, de 9 años.
- Ana María Torres Castillo, de 19 años.
- Oscar Arroyo Cámara, de 21 años.
- Leticia María Lebrato Rojo, de 17 años.
- Cristina Mercedes Llorca Pastor.
- María del Carmen Rivas López, de 9 años.
- Soledad Donoso Toscano, de 18 años.
- María del Carmen Casanova Argení, de 10 años.
- Miriam García Iborra, de 14 años.
- Antonia Gómez Rodríguez, de 15 años.
- Desirée Hernández Folch, de 14 años.
- Virginia Guerrero Espejo, de 15 años, desaparecida.
- Manuela Torres Bougeffa, de 16 años, desaparecida.
- Gloria Martínez Ruiz, de 17 años, desaparecida.
Otro dato escalofriante aportado por este investigador lo extrajo del folio 290 del sumario del triple crimen de Macastre, que también se ha relacionado extraoficialmente con el caso Alcásser.

El libro sobre el caso Alcásser que sacó el investigador fue secuestrado por orden judicial, aunque creo que actualmente se puede volver a comprar directamente al autor.
En dicho sumario encontró el documento «Diligencia de gestiones practicadas por la 311 comandancia de la Guardia Civil de Valencia», con fecha 6 de junio 1989.
En él se afirmaba que entre 1988 y 1989 desaparecieron 15 jóvenes menores de 14 años en la Comunidad Valenciana que tenían similaridades morfológicas con Pilar Ruiz Barriga, la niña desaparecida en al caso Macastre.
Y la cosa no parece haber mejorado a día de hoy.
De acuerdo con esta noticia de Europapress, al menos 10.000 niños refugiados han desaparecido en Europa, hasta el punto de que hay cárceles en Alemania y Hungría donde casi el 100% de los presos son criminales vinculados al tráfico de personas que se ha originado con esta crisis migratoria. La Europol confirma la la asociación entre las bandas que secuestran a los niños refugiados con organizaciones de explotación sexual esclavismo.
En otras ocasiones, cuando te he hablado sobre este tema he hecho referencia al libro escrito por la Duquesa de Medina Sidonia, La ilustre degeneración, libro censurado que la Duquesa redactó para intentar dar datos sobre el caso de forma encubierta, pues le constaba que en algunos mentideros de la alta aristocracia española corría el rumor de ciertas personas que raptaban a jóvenes y niños para dar rienda suelta a sus más bajos instintos depredadores.
Pero debemos retrotraernos aún más en la historia de nuestro país.
El hombre del saco y la Vampira de Barcelona
El hombre del saco y el sacamantecas eran figuras usadas antiguamente para usar a los niños, supuestas leyendas urbanas con una finalidad social, hacer que los niños tuvieran miedo a los desconocidos.
Pero estas leyendas tenían un origen real.
Enriqueta Martí, la vampira de Barcelona, supuestamente era una proxeneta de niños de principios de siglo XX, que además los asesinaba para crear ungüentos y remedios con grasa humana para miembros de la aristocracia, aunque un trabajo de investigación posterior sobre la Vampira del Raval a cargo de Elsa plaza parece indicar que en realidad Enriqueta Martí solo tuvo un delito de secuestro de una menor, que fue aprovechado por la prensa de la época para dar rienda suelta al sensacionalismo, así como por un grupo de policías que estaban implicados en el tráfico de menores que usaron el caso para desviar la atención, lo cual resulta igualmente inquietante, o más aún si cabe.
El hecho de que, según algunas fuentes, muriera en prisión, no hizo sino añadir confusión a la leyenda.
Esta moda de raptar niños venía de la creencia de que los «untos» humanos y las pócimas realizadas con grasa humana curaban enfermedades mortales que en aquella época no tenían remedio, como la tuberculosis.
En 1910 Bernardo González Parra, un niño de 7 años, fue secuestrado por Francisco Leona Romero y Julio Rodríguez Hernández, en colaboración con una curandera, para derramar la sangre del niño sobre un enfermo de tisis, que pagó el infanticidio.
Como para raptarlo usaron un saco, los autores del crimen de Gádor dieron lugar a la leyenda del hombre del saco.
Otros sacasangres y sacamantecas no fueron localizados, como en el caso de “El crimen de la Corderina”, al que diarios de la época como La Voz y ABC dedicaron sendos artículos. En este caso, en la zona de Las Hurdes, Francisca Sánchez, una pastorcilla de 12 años, fue atacada por desconocidos que se llevaron sus vísceras y que la punzaron para extraer su sangre.
Como vemos, siempre ha habido desalmados dispuestos a cebarse por dinero con los más indefensos, y desalmados dispuestos a pagarlo para cubrir sus necesidades.
¿Y qué tiene todo esto que ver con las snuff movies?
Pues te he ido dando pistas.
Si sustituyes la necesidad de curar una enfermedad por la necesidad de cubrir una parafilia, como el sadismo mayor en el ámbito sexual o la pederastia, ya puedes ver por dónde van los tiros.
Hay otra tesis de algunos investigadores que apunta a que la filmación de este tipo de actos violentos, más que para su venta ilegal a desviados, podría usarse en ocasiones para asegurarse el silencio de los implicados en pactos de las más altas instancias económicas, criptogrupos, etc. para repartirse las cotas de poder en determinados ámbitos.
De esto hasta el momento no hay evidencias claras, aunque sí se sabe de organizaciones criminales, como algunas bandas de crimen organizado, que obligan a los aspirantes a formar parte de sus filas a cometer un asesinato que ellos documentan, así se aseguran la lealtad del nuevo miembro al grupo, pues si les traiciona pueden liberar las pruebas que lo condenarían por el asesinato.
Elijas la versión que elijas, lo cierto y verdad es que desde cierto tiempo a esta parte el mito o realidad, tú decidirás tras leer el artículo, de las snuff movies sobrevuela nuestra sociedad como un ave de mal agüero.
Pero, ¿qué son exactamente las snuff movies?
Snuff, vocablo de argot inglés que literalmente significa ‘palmarla’, fue aplicado por primera vez al mundo del cine con su significado actual en 1976, dando título a la película del mismo nombre.
En principio el título original de la película era Slaughter (‘Masacre’), un film de bajo presupuesto rodado en argentina y que se inspiraba en los recientes asesinatos de la familia Manson, que se hicieron célebres por la muerte de la actriz y pareja del Roman Polanski, Sharon Tate.
En 1972, Allan Shackleton, un ingeniero de sonido reconvertido en productor de cine, compró los derechos del a película y le cambió el título por Snuff.
Al final de la película se introducía una escena de un supuesto asesinato real.
Shackleton creó una serie de fakes, escribió cartas a los periódicos, aportó documentación falsa y contrató actores para que realizaran falsas protestas en contra de su exhibición, aumentando la incertidumbre sobre la naturaleza real o no del crimen mostrado en el film, y generando el germen de la «leyenda urbana» tal y como la conocemos hoy día.
Posteriormente el tema pasó a ser recurrente en la ficción cinematográfica, principalmente con el formato de snuff film real found footage, es decir, metraje encontrado que supuestamente es real, planteándose en varias películas la posible existencia de este tipo de vídeos, siendo títulos como Tesis o A serbian film algunos de los más conocidos, aunque la que hizo saltar la liebre fue la falsa snuff movie Guinea pig: Flower of Flesh and Blood, que durante mucho tiempo fue tomada por una snuff movie real, incrementando la incertidumbre alrededor de esta supuesta leyenda urbana.
Puede afirmarse, por lo tanto, que en esencia una snuff movie es la grabación de un crimen real para su comercialización o uso lúdico, habiendo sido el crimen cometido con ese fin expreso.
Esto excluye de esta categoría, por lo tanto, vídeos como las decapitaciones de prisioneros del Daesh que circulan por internet.
El primer antecedente real podríamos tenerlo en el vídeo 3 Guys 1 Hammer, perpetrado por los «maníacos de Dropetrovsk», tres criminales ucranianos que grabaron como asesinaban a un hombre con un martillo y un destornillador.
Los tres criminales cumplen actualmente cadena perpetua, pues no solo habían perpetrado este horrible crimen, sino que habían matado a 20 personas más y habían ejecutado robos amano armada.
Pero técnicamente no termina de encajar al no haber sido filmado con la finalidad de distribución comercial ni haber sido encargado por terceros para un fin lúdico.
Pero entonces, ¿existen o no existen este tipo de vídeos?
Dice el refrán que, cuando el río suena, agua lleva.
El río comienza a sonar cuando leemos entrevistas como la que le hicieron a Nicolas Cage en el periódico El Mundo con motivo del estreno de su película sobre esta temática, la sobrecogedora Asesinato en 8 mm:
«Pregunta. -¿Existen las películas snuff, en las que realmente se tortura y mata gente?
Respuesta. -Antes de ayer le habría contestado que no, que se trata de una leyenda urbana, un cuento admonitorio inventado por adultos para evitar que los niños se vayan de casa o para impedir su temprano acceso al sexo.
P. -¿Y qué me contesta hoy?
R .-No sólo que existen, sino que se trata de una oscura facción o subcultura terroríficamente perversa que sacrifica brutalmente a los más jóvenes».
Pero esto no pasaría del mero dato anecdótico, de no ser por noticias sobre vídeos snuff pederastas como esta, publicada el Jueves, 28 de septiembre de 2000, de nuevo por el periódico El Mundo:
Desarticulada una red que emitía muertes de niños por Internet
La organización, formada por ocho italianos y tres rusos, secuestró a numerosos menores de orfanatos de Europa del Este.
La noticia es tan detallada y escabrosa que me niego a reproducirla, pero puedes consultar los detalles si gustas en el enlace.

Por si eliminan la noticia, que quede constancia
En 1996 Yaron Svoray, publicó su libro Gods of death.
Aunque no he leído el libro, que se puede conseguir en Amazon, en las reseñas que he encontrado al respecto afirman que narra los viajes de este exmilitar israelí, detective y activista en contra de los neonazis, en su intento de elucubrar la realidad tras el mito, comenzando por la capital mundial de la prostitución, Bangok.
Sus pasos le guiaron a Nueva york, donde afirma haber visionado un vídeo de estas características, y posteriormente a Belgrado, donde un productor de cine porno llamado Stephan Tomasovitch le proporcionó una cinta que recogía violaciones, masacres y ejecuciones atribuidas a los soldados contra las mujeres de sus enemigos en la guerra entre servios y croatas.
Actualmente las nuevas tecnologías han potenciado el comercio de este tipo de contenidos gracias a la existencia de de herramientas como la deep web (web profunda), a la que cualquiera puede acceder instalando el navegador Tor, y que, entre otros usos no tan negativos, permite la existencia de páginas web no indexadas en las que se comercia con este tipo (y otros muchos más) de bienes (aunque sería más adecuado llamarlos males) y servicios y ilegales.
La existencia de monedas virtuales, como los bitcoins, favorecen aún más este comercio al evitar la trazabilidad de las transacciones.
Creo que ha llegado la hora de que despiertes y asumas que, por muy inconcebible que sea, en una sociedad de consumo como la nuestra, si hay un nicho de mercado, siempre hay alguien dispuesto a cubrirlo, sin importar las implicaciones morales que ello conlleve.
Las fuentes de las que he sacado la información las tienes al final de este artículo.
Y recuerda, este artículo es un capítulo descartado (por motivos obvios que entenderás) de mi nuevo libro sobre misterio Seres de otra dimensión. Explorando lo desconocido, que saldrá a la venta en febrero.
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Fuentes principales:
http://www.elmundo.es/internacional/2014/07/09/53bd2d86e2704e9e248b457e.html
http://asesinatossinresolver.blogspot.com.es/2014/09/sumario-judicial-y-dossier-x-marc.html
https://www.ivoox.com/juan-ignacio-blanco-demanda-sexo-mujeres-y-audios-mp3_rf_4787325_1.html
https://es.wikipedia.org
http://blogs.hoy.es/extremadurasecreta/2013/08/15/sacasangres-estripaores-cortasebos-y-sacamantecas/
http://www.elmundo.es/navegante/2000/09/28/snaff.htmlhttp://www.elmundo.es/larevista/num182/textos/gentes3.html
http://www.tarotymagiablanca.com/t1166-peliculas-snuff-snuff-movies
http://www.teinteresa.es/espana/violador-ascensor-asesino-cometio-violaciones_0_886111537.html
http://www.csicop.org/si/show/snuff_film_the_making_of_an_urban_legend
https://tecnicopreocupado.com/2015/05/16/los-snuffs-movies-no-son-leyendas-urbanas-dutroux-jimmy-saville-zandvoort/
http://www.europapress.es/internacional/noticia-menos-10000-ninos-refugiados-desaparecido-europa-20160131094942.html
Que horror… después de leer el artículo se te queda mal cuerpo. Aunque no incluyeras este tema en tu libro para mí está claro que quien comete esa clase de atrocidades son igualmente «seres de otra dimensión», porque la humanidad hace mucho que la perdieron. Muy bien documentado por cierto, hay tantos y tantos casos que se suceden cada día que uno ya pierde la pista. Sólo me queda la esperanza de que al igual que la deep web les facilita a esos monstruos el acceso a esa clase de «males» como bien lo llamas, las fuerzas de la ley (cada vez más expertas en ciberdelincuencia) puedan seguir el rastro que dejan para llevar a la justicia a esas alimañas.
Un abrazo y espero leerte pronto con contenido más positivo.
Hola Enrique,
La verdad es que es un asunto escalofriante que puede llegar a quitar el sueño, pero creo que liberarlo de su estatus de «Leyenda urbana» es necesario, porque si vamos creyendo que este tipo de cosas no pueden pasar solo porque son demasiado horribles para admitir que existen lo único que somos es víctimas fáciles.
El otro día estuve hablando con un experto en seguridad informática de prestigio internacional que tuve el placer de conocer, y confirmó mis sospechas de que en la deep web se comercia con snuff hecho ex profeso para comercio.
Pero supongo que, en nuestra sociedad, ojos que no ven corazón que no siempre, y como en el capitalismo todo se externaliza, mientras le pase a gente de otros países, aquí paz y después gloria.
Además, el problema de este asunto es cuando los que están detrás son personas con muchas agarraderas políticas y sociales, como pasó en España con el caso Alcasser, que por mucho que digan las autoridades, resuelto no está, y los que organizaron el rapto y tortura de las 3 niñas durante más de dos meses, porque aunque la versión popular ha quedado en que las niñas fueron raptadas violadas y torturadas en una noche, luego las autopsias demostraron que las habían tenido vivas durante dos meses, por la antigüedad de las diferentes heridas, y que se les había prolongado la agonía dando tratmiento médico a las heridas para poder seguir torturándolas, lo que ya no casa con la versión oficial, y los que lo hicieron siguen ahí fuera.
Por si te interesa el tema, te recomiendo «EL blog de las sombras».
Por suerte este mes, por si te animas, estará dedicado en el blog a algo mucho más luminoso, los superhéroes de la vida real.
¡Un saludo!