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En este relato de comedia y acción, Felio, un estudiante universitario residente en la Córdoba de los años 90, deberá tratar de salvar a una chica de una banda de mafiosos cuando la cita a ciegas que tenía con ella se complica.
2. Cita a tientas
La determinación del Selenio en aguas potables. Todo un mundo, o al menos eso opinaba la bella profesora becaria perteneciente al departamento de análisis químico, como denotaba su tupido bigote. Era una constante en este departamento de la facultad de ciencias, todas las tías tenían bigote.
Habíamos llevado a cabo varias especulaciones acerca de ello. Antoine defendía que era por la emanación de cierto producto químico que afectaba a su hipófisis, y hacía que segregasen las mismas hormonas que Emiliano Zapata (por hacer honor al mostacho de tan insigne revolucionario). Ramiro, tan sutil y científico como siempre, lo atribuía a que “se untaban tocino para que les crecieran las peras, y por eso les salía barba”. Yo, imaginativo y jovial, como siempre, estaba seguro de que se debía a un accidente que se produjo mientras trataban de sintetizar el gas Trioxina, gas neurológico que creaba a los muertos vivientes en “El regreso de los muertos vivientes”, en un proyecto militar para el gobierno cañí. Sea como fuere, la cosa es que yo me hallaba repatingado en el incomodo taburete, con los codos apoyados en el banco del laboratorio, en una postura de “devórame, baby”.
A continuación Ramiro comenzó a darme el dossier de la misión. En mis oídos resonaba la melodía de misión imposible.
—Su nombre es «Espa», de Espasmos— mi carcajada fue estentórea, primer obstáculo. Yo sería incapaz de mirar a alguien con ese nombre sin “descojonarme” en su cara.
—¿Qué pasa? Precisamente no vas a bautizarla. Como empieces así seguro que no te comes una mierda— me replicó Ramiro enojado.
Desde luego mi suerte era cojonuda; primero me las tuve que ver con un hombre —lobo, y ahora estaba frente a una mujer-zorra. Lo mío era pasión por la licantropía. Una vez hubieron intercambiado sus teléfonos (o eso me pareció a mí), y no sin antes haberse tomado los tres chupitos de un solo trago, la tipa se dirigió hacia la mesa con andar bamboleante.
El semicírculo de fans de los chunguitos se cerró en torno a mí, y sistemáticamente se echaron mano al bolsillo de atrás de sus pantalones. Debía hacer algo, antes de que el Guanán sacara lo que sin duda sería un navajón de siete muelles. La adrenalina comenzó a hacerme temblar las piernas, la sangre palpitaba en mis sienes; era una solución típica de Barrio Sésamo, pero debía intentarlo. Me la jugué a todo o nada.
En la próxima entrega, las canciones que corresponderían a la tercera parte del libro, Misión impasible.
Si te está gustando esta serie de entradas o, si por el contrario, te parece que enjuagarme la boca con ácido sulfúrico sería un uso más productivo de mi tiempo que seguir con esta memez, házmelo saber en el hilo de comentarios.
Todas acertadas. Al final, en la última parte del capítulo, podrían ir unas rancheras, ambientando el restaurante, para luego, una vez que «suben» al taxi, tener esta: https://www.youtube.com/watch?v=mlZicjx7wzk
Cherry Pie. De hecho, quizás Espa se parezca a la chica que aparece en ese video. Acá unas imagenes:
https://s-media-cache-ak0.pinimg.com/236x/08/a7/ef/08a7efe2da174602a32d36124c2bb397.jpg
http://assets.nydailynews.com/polopoly_fs/1.1518165!/img/httpImage/image.jpg_gen/derivatives/article_970/leo16f-3-web.jpg
Grandioso el vídeo, totalmente ochentero. No conocía a este grupo