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Puedes conseguir el libro completo aquí.

¿De dónde viene esto?

Si has leído algunos de mis artículos o libros ya te habrás dado cuenta de que me encanta eso que ahora se ha dado en llamar Misterio (ya sean misterios históricos, criptozoología, conspiraciones o sucesos inexplicables).

Cada vez que oigo esta denominación no puedo evitar acordarme de la, en mi opinión, mejor película del cine español: Amanece que no es poco.

Concretamente de la escena en la que el jefe de la Guardia Civil del pueblo, desquiciado por tanto fenómeno inexplicable y tanto milagro, estalla cuando el sol sale por el lado contrario, y se pone a pegarle tiros en un arrebato irracional muy ibérico, al grito de «¡Me cago en el misterio!»

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¡¡ME CAGO EN EL MISTERIO!!

 

Y es que, desde que viera los domingos, aterrorizado pero presa de una atracción inevitable, a ese señor calvo, barbudo y tan serio que tan solo con su tono de voz hacía que que perdieras el dominio de tus esfínteres, sí, al inigualable Doctor Jiménez del Oso, mi corazón quedó cautivado por esa mezcla entre miedo y atracción morbosa.

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Este hombre se encargó de hacer que en mi infancia no conociera el significado del término estreñimiento

Esa contradictoria sensación se convirtió en adictiva, haciéndome ir, casi en contra de mi propia voluntad, hacia el arcoiris que formaban en la estantería de la biblioteca de mis padres los lomos de la Biblioteca básica de los temas ocultos, del mencionado Doctor, para abrirlos y aterrorizarme con las ilustraciones.

Estos cimientos se complementaron con mi afición al terror y la fantasía, y han ido alimentando la impresión de que de la realidad, como de todas las cosas, se puede hacer una lectura superficial, quedándose uno tan solo con lo que se puede apreciar a simple vista, o una más profunda, en la que queda el regusto de que hay algo más, oculto, y que en determinadas ocasiones se deja vislumbrar para nuestra maravilla y asombro.

¿Y Por qué esta parrafada?

Pues simplemente porque desde hacía tiempo me planteaba crear una nueva sección esporádica, en la que narrar de vez en cuando, en forma de anecdota, mis andanzas a la búsqueda del escurridizo misterio,  haciendo crónicas de mis viajes y experiencias, siempre desde un punto de vista desenfadado, como viene siendo habitual en el blog, para plasmar mis conclusiones y contarte lo que allí pude ver, y las anécdotas que los rodearon.

Puede que incluso, si estas entradas quedan bien, den origen a una recopilación en un ebook sobre el tema.

¿Y qué he encontrado en esta búsqueda?

En estos artículos podréis leer desde grotescas peripecias con resaca por Transilvania tras los pasos de Vlad Tepes, a paseos en barco por el lago Ness tratando de vislumbrar la chepa de Nessi, pasando por incursiones en supuestas casas encantadas acompañado de una horda de agregados sexagenarios beodos dignos de la más casposa de las nuestras teleseries nacionales.

No sé si a priori será de vuestro gusto, pero confío en que, si le dais una oportunidad, podréis divertiros y, con suerte, aprender algo como aprendí yo, independientemente de que seáis escépticos recalcitrantes o magufos irredentos.

Además, tengo la sospecha de que el resultado tras leerlas será que los escépticos saldréis reforzados en vuestra incredulidad, y los creyentes veréis un atisbo de luz que reforzará vuestras suposiciones.

Porque, al final, cada uno ve lo que quiere ver.

Pero, ¿tú te crees estas cosas?

Efectivamente y no.

Partiendo del convencimiento de que puede haber algo más de lo que la realidad nos muestra a simple vista, y complementado con una formación que me ha permitido conocer las bases de la naturaleza desde una perspectiva científica, he intentado siempre mantener la mente abierta, aunque, como bien dice Richard Feynman

Con lo cual, en cuanto a los fenómenos paranormales y demás extrañezas, me gusta pensar que me sitúo en un punto intermedio entre el ultraescepticísmo cientifista (que no científico) y la credulidad ciega sin ningún tipo de argumento que la sustente.

Tengo el convencimiento de que existen fenómenos inexplicados, que no inexplicables, y subrayo la importancia del término, porque, citando a otro un gran científico

Y con ese espíritu me he intentado aproximarme siempre a estos temas.

Si hablamos de misterios históricos, la bruma de los tiempos y las diversas versiones de la historia hacen que al final tengamos tantas interpretaciones de los hechos como personas que los estudien, in que ninguna de ellas sea un hecho incontestable.

Soy consciente de la dificultad que entraña la investigación de este tipo de fenómenos, puesto que uno de los requisitos fundamentales del método científico, tal y como lo conocemos a día de hoy, es que, para estudiar un fenómeno, este debe ser reproducible en un laboratorio, de forma que la experiencia pueda ser replicada y contrastada por diversos equipos científicos, para que finalmente las conclusiones sean aceptadas por la comunidad científica.

Los fenómenos inexplicables, sin embargo, son caprichosos, y, según los testimonios, suceden cuando les da la gana.

Este es el motivo por el cual, a día de hoy, la parapsicología es considerada como una disciplina seudocientífica, a pesar existen cátedras de la misma en universidades como la de Utrecht, en Holanda, San Petesburgo, en Rusia, o en las de Virginia, Duke y Harvard, en Estados Unidos.

Los avances constantes de la física cuántica, como la teoría de cuerdas, por citar un ejemplo, si bien nos ayudan a vislumbrar nuevas perspectivas, añaden aun más incertidumbre al conjunto, haciendo que muchas de las “creencias” que sostenían muchos dogmas científicos se tambaleen desde la base, haciendo que el nombre del Principio de incertidumbre de Heisenberg cobre un sentido más que irónico en lo que a verdades absolutas se refiere.

El principio de incertidumbre de Heisenberg, explicación gráfica

El principio de incertidumbre de Heisenberg, explicación gráfica

Sin embargo, mi aproximación a estos temas ha sido siempre más empírica, limitándome simplemente a curiosear en ellos cuando ha surgido la oportunidad, como un hobby más,  intentando ver por mí mismo si algo de lo que había leído en tantos libros o escuchado en tantos programas de radio aparecía ante mis ojos.

¿Te atreves a saber cuál fue el resultado?