Este artículo sobre mi viaje a la tumba de Drácula (Vlad Tepes) es un capítulo del libro Lo poco que sé del misterio.

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Puedes leer la versión gratuita del libro Lo poco que se del misterio aquí, y conseguir el libro completo con los contenidos extra.

Puedes leer la primera parte de mi viaje a Rumanía tras los pasos de la leyenda de Vlad Tepes y el origen del vampirismo aquí.

El clérigo malvado

El atutobús aparca en mitad del camino nevado. Delante nuestra hay un puente que cruza el lago cubierto de hielo. Seguimos al guía hacia el edificio que alberga la tumba de Drácula, con mucho cuidado de no partirnos la crisma, porque la nieve está escurridiza.

Resbaladizo

El guía nos informa que por visitar la tumba y poder echar fotos, nos cobran 10 euros.

Por persona.

Es un pastizal, con 10 euros en Rumanía comes en un restaurante de lujo.

Ya se va aclarando el misterio de la tumba de Drácula.

Desde luego el sitio, un edificio de piedra, hace honor a la expresión frío como una tumba.

Es pequeño, recoleto, con las paredes llenas de grabados.

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Frente a nosotros se coloca el cura, de gesto serio. Saca una vara y comienza a largar en su idioma, que a nuestros oídos suena como un parloteo incesante. El Guía va traduciendo en inglés, muy bajito, para no romper la solemnidad del lugar. Que mala suerte que cuando el cura alza el palo para golpear la foto a la que se refiere se le levanta un poco la túnica y vemos que debajo va en vaqueros.

Parece un vagabundo loco disfrazado de cura ortodoxo.

Aquello comienza a ser absurdo. Ante el peligro de descojone, con el consiguiente riesgo de que el tío nos corra a varazos, más de uno opta por subirse la bufanda para tapar la sonrisa. Esperemos que la expresión de cachondeo en los ojos no nos traicione.

La verdad es que por 10 euros ya podía hacer gala de un mayor despliegue de medios el hombre, y no una colección de fotocopias a color pinchadas con chinchetas en un panel, que va golpeando con un palo. Ya podía haberse comprado un puntero láser con el dinero de los anteriores incautos.

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Are you talking to me?

La explicación del hombre comienza situando al personaje en el contexto histórico y geográfico, es decir, golpea un mapa de Transilvania, una foto de Vlad Tepes, y comienza a largar en una Rumano.

Por un momento me siento como El Pequeño Ayudante de Santa Klaus cuando escucha a los humanos.

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Llega un momento en que el hombre se queda sin temario y se hace un silencio tenso en la ya de por sí gélida atmósfera.

Parpadea y comienza a hacernos preguntas a través del guía: que de dónde somos, que si conocíamos antes Rumanía o a Vlad Tepes, etc.

Habrá que alargar la visita para que sintamos que hemos amortizado los 10 euros, pensará el hombre.

¿Me ha parecido oír «¿Estudias o trabajas?» en Rumano?

Estos ortodoxos son unos cachondos.

Finalmente rompemos filas y nos da unos minutos para hacernos fotos en la tumba del insigne monarca.

Por desgracia, no pude acceder al pasadizo secreto. ¿Conseguiría alguna vez realizar ese sueño?

La conclusión final

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La explicación del guía: al parecer la recuperación del cadáver de Vlad Tepes coincidió misteriosamente con el creciente interés de los extranjeros en la leyenda de Vlad Tepes, tras la publicación del libro Drácula.

Lo cierto es que en 1933 se excavó la tumba y lo que se encontraron fueron huesos, unos dicen que de caballo, otros, que eran de perro.

Lo que está claro es que, a 10 euros por cabeza por media hora de visita, lo que encontraron los monjes fue una fuente muy lucrativa de ingresos.

Pero a ver quien tenía cojones de decírselo al cura del palo.

De Regreso a Bucarest

El resto del día lo pasamos admirando Bucarest.

Ciudad peculiar donde las haya, los restos de la tiranía de Ceauşescu (se pronuncia ‘Chauchescu’) pueden apreciarse por doquier, pero sobre todo, en su peculiar estilo arquitectónico, El reventismo.

Es decir, algunos de los edificios están reventados. Como todo en esta vida, tiene una explicación.

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Durante la dictadura este señor, que era un hombre rural semianalfabeto que consiguió medrar en el partido, se hicieron muchísimos edificios enormes.

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Este es el segundo edificio más grande del mundo, un monumento a su megalomanía

Al parecer compensaba así su complejo de inferioridad. Una vez cayó el dictador, el país estaba arruinado, por lo que no hubo dinero para terminar algunos de aquellos proyectos faraónicos, que  ahora están abandonados, habiendo sido saqueados para arrancarles cualquier componente que fuera de valor.

Otra vertiente del reventismo es la que aplican a las infraestructuras eléctricas, como se puede ver en la imagen, que dan a entender que fueron planificadas por El electricista loco.

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El electricista loco ataca de nuevo

Algunos datos curiosos más sobre el dictador y su obra.

Por lo visto se cachondeaban de él (a escondidas, porque en una entrevista con un medio de comunicación inglés el dictador afirmó, en el idioma de Shakespeare, que el pueblo rumano venía de los camiones (trucks) y los patos (ducks), al confundir ambos términos con los Dacios (Dacians) y los Tracios (Thracians).

Si no hubiera sido fusilado,  a estas alturas habría abierto una cadena de academias de inglés con Ana Botella que le estarían jodiendo la vida a La Academia Británica.

Fijo.

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Eso es un false friend y lo demás es tontería. O lo mismo llevaba razón y los rumanos descienden de una mezcla filogenética entre Donald, el Pato Lucas y Optimus Prime, aunque me da que va ser la primera opción la correcta.

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Optimus Prime, uno de los orgullosos padres de la patria Rumana de acuerdo con Ceauşescu

Otra curiosidad: uno de los medios para empobrecer el país del dictador consistía en que este construía carísimas infraestructuras en otros países en vías de desarrollo con los que tenían buenas relacione, como por ejemplo, Liberia, pero no las cobraban.

No señor

¿A cambio de qué construía esas Centrales térmicas, o esas autopistas?

A cambio de títulos universitarios para él y su mujer.

Tal como suena.

Es decir, que el tío les construía un pedazo de infraestructura a cambio de que la prestigiosa Universidad de Liberia o Yucatán le concediera a la señora Ceauşescu el título de doctora en Medicina, otro país le daba el título de ingeniera de minas, o lo que a la señora le saliera del papo.

En las enciclopedias Rumanas su currículum ocupaba una página entera.

Con esto pretendían suplir su complejo de inferioridad por ser seudoanalfabetos (bueno, ella era Ingeniera química antes de que «Chau» se convirtiera en dictador, aunque consiguió el título gracias a presiones políticas, al tercer intento).

Se ve que no le bastaba con ser el inventor del pienso para perros, El Dog «Chau».

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[youtube=http://youtu.be/yfCky0kF5po]

De nuevo el pueblo se cachondeaba a escondidas diciendo que la mujer del dictador era la mayor erudita de Europa, dado el elevado número de títulos universitarios que ostentaba.

Toda una eminencia.

La tía puta.

Cae la noche en la ciudad

Y en una interpretación libre del apodo de Vlad Tepes, «empalador», decidimos disfrazar a los novios de pene gigante.

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¿Empalador o empalmador?

Ni que decir tiene que en las calles de Bucarest causaron sensación.

Lo que no podría aclararos es cuál, de entre el amplio espectro que va del rechazo al más absoluto de los flichornos.

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Los empaladores siguiendo su instinto

Pero aún nos quedaba por visitar un enclave relacionado con la vida de  del Legendario príncipe.

Una tierra de misterios y leyenda, bautizada como la tierra de Más allá del bosque.

Transilvania.

Nuestro próximo hito en la ruta tras los pasos de Drácula sería el Castillo de Bran.

Originalmente usado para timar a los turistas vendiéndolo  como «El castillo de Drácula», actualmente ya no se promociona como tal, y los historiadores no se ponen de acuerdo en si es posible que Vlad Tepes pasara en dicho castillo algunos días, aunque si es verdad que múltiples adaptaciones al cine de la novela de Bram Stoker se han basado en el mismo para recrear el hogar del chupasangres.

En la siguiente entrada explicaré los orígenes históricos del vampirismo, así como una original y desconocida hipótesis ocultista basada en hechos históricos que sostendría que hay por ahí pululando personas inmortales que son vampiros de verdad.

¿Qué nuevas aventuras nos aguardarían en los frondosos bosques rumanos?

Descúbrelo la semana que viene en la tercera y última entrega de este flichornoso viaje.