En este episodio damos un repaso a El sabor de las margaritas (O sabor das margaridas), un thriller gallego que ha triunfado en Netflix fuera de nuestras fronteras y que, además, trata un tema que nos interesa en el podcast, las desapariciones y la trata de blancas, por ser dos temas que se aproximan al horror.
Además, en la sección La guarida del ligre repasaremos el día del orgullo friki y su origen, con motivo de su pasada celebración el 25 de mayo.
Puedes escucharlo en IVoox.
El sabor de las margaritas, el thriller gallego que triunfa en Netflix
Hoy quiero hablaros de un descubrimiento que hice en Netflix, casi por casualidad, una de esas series que empiezas a ver con pocas expectativas pero que acaban sorprendiéndote gratamente.
Es una serie oscura, algo siniestra, aunque lo es de una forma sutil.
No es en sí una serie de terror, sino de género negro, pero es de ese género negro que bordea el horror más real que se esconde detrás de los estratos de aparente normalidad de nuestra sociedad, como esas cucarachas que pululan justo al otro lado de una fina capa de yeso, como la podredumbre que todavía no aflora pero que empieza a oler.
Fue una recomendación que vi en un grupo de Facebook dedicado al caso Alcásser, uno de lo tantos que hay, en el que alguien preguntaba a los demás si alguien había visto esta serie, y que guardaba muchas similitudes con el caso. En opinión de quien dejaba el mensaje, podía parecerse a lo que realmente ocurrió allí, al menos para aquellos que no se conforman con la versión oficial.
Pero no la vi inmediatamente, tenía otras cosas que ver.
Además era una serie española, y admito que todavía guardo cierto prejuicio al respecto, pero, finalmente, como es un tema que me interesa mucho, acabé dándole una oportunidad.
La serie no es otra que El sabor de las margaritas, un serie producida por la producción de CTV, Comarex y TVG que presenta Netflix.
El sabor de las margaritas (O sabor das margaridas) está dirigida por Miguel Conde
Se estrenó en TVG el 3 de octubre de 2018, en enero a febrero de 2019 se emtió doblada al castellano en otros canales de TV pertenecientes a FORTA y en Netflix el 31 de marzo de 2019.
En el reparto tenemos a María Mera, Nerea Barros, Miguel Insua, Ricardo de Barreiro y Toni Salgado en los papeles principales.
La temporada 1 constó seis episodios de 70 minutos.
El sabor de las margaritas fue premiada como mejor Serie de Televisión en los XVII Premios Mestre Mateo de la Academia Galega do Audiovisual (AGA).
Sí, una serie gallega, cosa que me llamó la atención, porque nunca había visto una, pero la verdad es que Galicia, con sus frondosos bosques es un escenario idóneo para este tipo de ficciones.
El sabor de las Margaritas tiene una premisa parecida a Twin Peaks y a tantas otras series que nos muestran una pequeña comunidad aparentemente tranquila, pero que guarda un reverso tenebroso detrás del velo de las apariencias.
La serie también me interesaba porque en cierto modo guardaba muchos paralelismos con mi última novela, Angelitos negros, al tratar el tema de las desapariciones, las redes de tráfico de personas y las orgías sádicas, aunque, como digo, de nuevo todo tocado de una forma muy sutil y elegante, pero no por ello menos terrible.
Ya hemos tocado otras veces este tema en el podcast, desde distintas perspectivas, concretamente en el programa 16 de la primera temporada, en el que hablamos de la novela censurada de la Duquesa de Medina Sidonia, La ilustre degeneración, en el episodio 45 de la temporada 1, en el que hablábamos de las snuff movies, o en la breve reseña que hice del documental de Netflix sobre Alcásser, en el episodio 47, también de la primera temporada.
Porque estos son los miedos más reales que podamos encontrar.
En la serie, la desaparición de la joven trabajadora de una gasolinera en el pueblo gallego de Murias ocasiona la llegada de una joven teniente de la Guardia Civil que, al igual que el resto de los personajes, también arrastra consigo algunos inquietantes secretos,
Al igual que en mi novela Angelitos negros, las diferentes subtramas nos hablan de satanismo, de tráfico de personas, de asesinos en serie, de forma que la intriga se mantiene hasta el final, con buenos giros de guion, creando un tupida red de secretos bastante adictiva.
El sabor de las margaritas ha sido escrito por Ghaleb Jaber Martínez y los guionistas Eligio Montero y Raquel Arias. Dirigida por Miguel Conde (Bajo Sospecha, Serramoura, Gran Reserva, La Alquería Blanca), la serie está protagonizada por María Mera, Tony Salgado, Miguel Ínsua, Ricardo de Barreiro y cuenta con la colaboración especial de Nerea Barros, Goya a la mejor actriz revelación por La isla mínima.
Cuenta con el sorprendente mérito de ser la única serie rodada en lengua gallega que ha llegado a ser la séptima serie de habla no inglesa de Netflix más vista en el Reino Unido e Irlanda.
Lo único que se le puede reprochar es algunas veces en los que la dirección artística no es demasiado creíble, y, aunque lo desconozco, mi intuición me dice que en lo tocante a los entresijos de la guardia civil quizá no sea muy realista o no esté todo lo documentada que debería, sobre todo por lo rápido que tiran los agentes de pistola, cuando es bien sabido que en España un agente del orden se lo piensa muy mucho antes de usar el arma reglamentaria, puesto que solo el desenfundarla ya le puede conllevar muchos dolores de cabeza legales y administrativos.
Esto hace que las pocas escenas de acción que tiene sean algo torpes, supongo que también porque no cuenta con un presupuesto exagerado, y hay algunas subtramas que quedan un poco forzadas, como la del director de instituto paseándose con una escopeta, por motivos que no debo mencionar por no hacer una ofrenda al dios de los spoilers, y que al final no quedan muy coherentes en el conjunto de la trama.
Pero todo ello no desmerece el conjunto final, una historia tan oscura como realista, que destapa los entresijos del mundo de la prostitución ante los que todos parecen mirar a otro lado.
Y digo realista porque en nuestro país hay gran tradición para este tipo de redes de tráfico de mayores y menores dedicadas, entre otras cosas, a las prácticas sádicas. Más allá del mito de los criptogrupos a lo Eyes wide shut que cuya existencia parece que nunca puede ser demostrada, sí que hay constancia por noticias de prensa de este tipo de redes en un pasado no muy lejano, como pude comprobar mientras me documentaba para mi ya mencionada novela.
Algunos de estos hechos, que ahora os relato, van muy en la línea del sabor de la Margaritas.
En marzo de 1985 se había desmantelado una trama de prostitución de menores, cuyos responsables eran dos hermanos de Villarrobledo, un pueblo de Albacete, y un tipo de Motilla de Palancar, un municipio de Cuenca, que tenían antecedentes por corrupción de menores y regentaban prostíbulos en Valencia, Castellón y Cuenca y algunos chalets en levante, en los que prostituían a niñas de entre once y quince años.
Durante la investigación, la policía se hizo con una agenda en la que figuraban los contactos de sus clientes y, como era de esperar, había gente importante: policías, grandes empresarios y políticos, llegándose incluso a acusar como cómplice del delito, y no como mero cliente, a cierto político del clan de Burjassot, pueblo en el que ocupaba un cargo consistorial importante.
Por lo que se pudo averiguar, a veces, como complemento a su cartera de servicios, organizaban fiestas privadas en las que drogaban a las menores para que los clientes más especialitos ejercieran prácticas de tipo sádico.
Lo peor es que, tal y como he podido comprobar en una noticia publicada en el periódico El País el seis de febrero de 1992, los clientes que reflejaban en esta lista fueron absueltos por el Tribunal Supremo.
En Septiembre de ese mismo año, en Valencia, se destapó una segunda trama de prostitución de menores en varios pisos de la capital del Turia, en la que también se llevaban a cabo prácticas de sadismo, y sobre la que el juez que instruyó el caso afirmó que podía tener ramificaciones insospechadas, por lo que si seguía tirando de la madeja, nunca se cerraría la instrucción del caso.
Fuera de España, eran muchos los menores y adultos que habían muerto a manos de la Orden del Templo Solar entre 1994 y 1998, y hacía muy poco había saltado a la palestra el caso del belga Marc Dutroux, en el que el propio juez al que habían encargado la causa en un inicio, Jean-Marc Connerotte, rompió a llorar delante de las cámaras de los medios afirmando que se había visto obligado a desplazarse en coches blindados y a llevar guardaespaldas porque había gente importante que quería evitar que la verdad saliera a la luz. También confesó que el gobierno estaba obstaculizando la investigación para proteger a algunos de los sospechosos de estar implicados en lo que el propio Dutroux describió en sus declaraciones como una organización pedófila a nivel Europeo, a la que pertenecían oficiales de policía, empresarios, doctores y algunos altos funcionarios y políticos del Gobierno Belga, y para la que él había estado trabajando.
El éxito de la serie ha dado lugar a una segunda temporada que se estreno el 20 de mazo de 2020 en TVG, pero que todavía no está disponible en Netflix, en la se continúa profundizando en el personaje encarnado por María Mera, una Guardia Civil llena de conflictos internos, que no siempre respeta el código ético del cuerpo al que pertenece, así como en la historia desarrollada en la primera parte, profundizando en el submundo de la prostitución infantil, de los peligros de Internet, de las fiestas privadas de empresarios sin escrúpulos.
Música del programa
- La guapa y los ninjas, de Los Ganglios
- Rabbit y On tiptoe, de https://www.purple-planet.com/
- Twin Peaks third season fanmade music
- Camino Moria, de El reno Renardo.
Con las voces de Sonia Chaves.
¿Me ayudas a mantener vivo el podcast?