¿Terror o fantasía oscura__opt

Cuando uno comienza una novela de Cliver Barker, se espera atmósferas siniestras llenas de truculentos horrores que manipulen el deseo y la carne de las formas más retorcidas. Se espera que explore ese universo tan rico y sugerente que dejó entrever en la saga de películas de Hellraiser, en el que se ofrecían algunas pinceladas y muchas incógnitas. Espera relatos originales y sorprendentes como los que pueblan las páginas de sus Libros de sangre, escenas impactantes como las de los cadáveres reanimados de los perros en El juego de las maldiciones. Y si encima te dicen que Imajica está escrito en dos enormes tomos, ya te estás frotando las manos con impaciencia antes de abrir el libro.

Con ese ánimo comencé yo a leer esta novela. Y cuando la finalicé confirmé mi teoría de que Clive Barker me gusta más como director de cine.

Cierto es que llevo sin leer del autor desde entonces, por lo que no sé cómo serán historias como Demonio de libro, pero es que acabé saturado con Imajica.

Saturadísimo. En un ejercicio de cabezonería leí el segundo ejemplar, a pesar de que el primero había transcurrido para mí con la lentitud del peregrino que hace el camino de Santiago con andador, y a pesar de lo enrevesado de su trama.

Finalmente, la conclusión que saqué es que Barker escribió Imájica para sí mismo, más que para sus fans, pues supuso un cambio de paso total en el tono de su obra, porque supongo que quería plasmar ese mundo que crecía más y más dentro de su cabeza, quería materializarlo y explorarlo a través de las páginas en un ejercicio tolkieniano, concretarlo, dar forma a su criatura.

Eso lo entiendo.

Pero, desde luego, Imajica no es un libro de terror, sino más bien una original oda a la fantasía oscura.

Sinopsis

John Furia Zacharias, alias «Cortés» experto falsificador cuya vida se ha convertido en una sarta de mentiras; Judith Odell, cuyo poder para dominar a los hombres es mayor de lo que ella misma cree; y Pai’oh’Pah, un misterioso asesino procedente de otra dimensión, se ven envueltos en una compleja trama situada en Imajica. Un universo poliédrico y oscuro, regido por leyes más allá de nuestro conocimiento; lejano pero, a la vez, a nuestro alcance. Una historia donde el erotismo y la pasión se entrelazan con el terror y la ambición.

La tierra es parte de los 5 mundos interconectados, llamados Dominios, pero quedó separada de los otros cuatro hace mucho tiempo, por eso sus habitantes no tienen conocimiento ni dominio de la magia. Los dominios están incluidos en una especie de interfase conocida como In Ovo, y todo el conjunto forma Imajica.

Los maestros de la magia intentaron reconciliar la tierra con el resto de Dominios, lo que solo se puede intentar cada 200 años, pero fallaron, causando una ola de muerte y terror como consecuencia del fallido ritual. Tras esto se creó una sociedad, la Tabula Rasa, cuya misión es evitar el uso de la magia en la tierra para prevenir de que pueda volver a ocasionarse un desastre a consecuencia de un fallo en el ritual de la reconciliación.

Si bien es cierto que tiene momentos sórdidos y es un mundo poblado de criaturas inquietantes, toda la trama y las descripciones tienen cierto barroquismo onírico y una lentitud narrativa que hacen que leer este libro sea un desafío. Al menos para mí lo fue.

No digo que sea un mal libro. Simplemente digo que no es lo que yo esperaba de Barker, ni tampoco es un libro de terror.

A las cosas hay que llamarlas por su nombre.

Descarga historias que no contaría a mi madre

suscribete_boton