Hoy vengo a hablarte de otra novela, Nana, de Chuck Palahniuk a veces enmarcada dentro el género de terror, erróneamente, como ya te conté que también le pasa a otro libro Palahniuk, Fantasmas.
Septiembre va a ser un mes cargadito de reseñas, dado que estas vacaciones he aprovechado para dedicar tiempo a la lectura.
A principios de verano me hallaba en la diatriba de cómo acometer mis tareas pendientes relativas a los géneros en que me he especializado, a saber, el terror, la fantasía absurda y la ficción transgresiva.
Para ello era mi obligación continuar a leyendo a los autores punteros de estos géneros.
Como de terror ya había leído mucho, quería reforzar un poco la fantasía absurda y la ficción transgresiva, por lo que dudaba entre escoger como próxima lectura un libro de la saga del Mundodisco de Terry Pratchett o leer otro de los libros de Palahniuk.
¿Por cuál me decidí? ¿Cuáles fueron mis criterios para tomar la decisión?
¿Por qué me decanté por leer Nana, de Chuck Palahniuk?
En primer lugar lancé la pregunta en mis redes, para ver cuál de las dos opciones me recomendaban, pero se ve que la gente estaría de vacaciones, porque la respuesta fue escasa.
Así que me puse a pensar. La verdad es que le doy muchas vueltas a todo.
De Pratchett, hace años, había leído más, Rechicero, La luz fantástica, El color de la magia, Brujas de viaje, Imágenes en acción, Mort, Guardias Guardias! y tenía curiosidad por continuar la saga de la guardia nocturna de Ankh-Morpork.
Sobre todo me llamaba mucho la atención uno de los últimos libros de Pratchett, Snuff, porque, aunque es solo una suposición mía, sería interesantísimo que el autor tratara el tema de las snuff movies (que son más reales de lo que piensas), pero no creo que el libro vaya de eso.
A fin de cuentas snuff significa ‘palmarla’ (corríjame Mr. Yentelman si lee el artículo y ve que me equivoco), así que la temática podría (y seguramente lo haría) tirar por otros derroteros.
Además, este es uno de los últimos libros de la saga de la guardia, por lo que para llegar a él tendría que leerme antes otros cuatro o cinco.
En el otro lado estaba Palahniuk, que me había encantado cuando leí Fantasmas, y del que tengo pendiente la génesis de mi película favorita, El club de la lucha, pero tengo tantas expectativas que me daba un poco de cosa leerme el libro.
De hecho, la película de El club de la lucha me inspiró a escribir un relato corto de humor, De la enternecedora historia de su Mami y Manolito, que posteriormente, cuando leí relatos de Palahniuk, vi que encajaba con ellos como un guante.
En algún sitio de internet leí que su libro Nana (Lullaby en inglés) era el más parecido que tenía a una novela de terror y, además, se llama como mi coneja, lo que interpreté como una señal.
Y coincido contigo, Nana, la novela está muy bien, pero es una novela muy especial…
Nana, de Chuck Palhaniuk, ¿una novela de terror?
Como suele pasar con todas sus novelas (las de Plahaniuk, no las de mi coneja, que todavía no sabe escribir, aunque es lo único que le falta), el género es algo difícil de definir, pues comienza como una novela de terror y temas paranormales, convirtiéndose luego en una novela de caminos, por no poder aplicar el término road movie, dado que no es una película, para acabar siendo una especie de Harry Potter decadente y adulto.
Esta es una novela muy especial, catártica, diría yo, pues el autor la creó en unas circunstancias muy especiales.
Como ya te conté en el artículo en el que te hablaba de cómo un libro de Palahniuk se había convertido en realidad en nuestro país gracias a «El club de la lucha español», la biografía de Chuck Palahniuk es un tanto atribulada.
Su padre murió a manos del exmarido de una novia que se echó, que les disparó a los dos y metió los cadáveres en una cabaña con la intención de quemarla para que pareciera un accidente.
La policía cogió al asesino, y se celebró el juicio.
Al final el reo se libró de la pena de muerte por un tecnicismo legal, y este hecho afectó mucho a Palahniuk, que entendía que la muerte del criminal era necesaria para hacer justicia a su padre.
Así surgió este libro, como una forma de expresar varios sentimientos, la impotencia ante la muerte, el dolor de la pérdida, el deseo de poder matar a determinadas personas.
Perdona si hago referencias reiteradas a su otra novela, Fantasmas, pero es la primera que leí del autor y que, por cierto, me impactó bastante.
En Nana Palahniuk habla de la violencia, de la muerte, y de como puede afectarnos el tener poder sobre la vida de otros. Habla de la ética, del consumismo, de ecología, de magia, habla de la tristeza, de la pérdida, de la soledad, de la muerte súbita infantil, habla un poco de todo.
No tiene tanto humor como Fantasmas, pero es lógico, puesto que destila la rabia por la muerte del ser querido, el asco por la fragilidad de la existencia, el vacío que queda tras la pérdida de las personas que amamos, una situación antinatural para la que nada puede prepararnos.
Y todo esto sin hacer que te deprimas, sin hacer que pierdas el interés, con una trama imprevisible, todo en su justa medida, asco, sorpresa, asombro; quizá para mi gusto le habría faltado una pizca más del humor que tan bien domina este escritor.
A veces el ritmo podría ser un poco más dinámico y quizá se sobrecarga al lector con los monólogos internos del protagonista, pero Palahniuk lo compensa con un lenguaje simple y visual que hace que parezca que estás viendo una película.
Es un maestro del datadumping, muestra de lo mucho que se documenta este autor a la hora de escribir sus historias. Por si no lo sabes, el datadumping es rellenar páginas y páginas de una novela con datos sobre la ambientación de la misma o sobre un tema específico.
En teoría es una cosa que está fea, porque es un poco rellenar por rellenar, pero no es así en el caso de este autor, que lo hace de forma instructiva e interesante, y sin perder demasiado la relación con la trama, no como otros, que te plantan un catálogo de IKEA para rellenar una novela de terror con la excusa de que es «semiótica».
Tiene escenas impactantes marca de la casa a lo Palahniuk, con necrofilia, tactos rectales, y otras sorpresas no aptas para todos los lectores, pero se trata precisamente de eso de transgredir, pero, sobre todo, de hacerte pensar.
Y Nana, de Chuck Palahniuk, es una novela que consigue eso.
Y siempre narrado de una forma que impacta, pero que no cae en el mal gusto.
Sin embargo, no puede ser definida como una novela de terror, a pesar de que algunos se empeñen en catalogarla así.
Ni la atmósfera ni los personajes contribuyen a ello. El autor no quiere asustarnos, usa los elementos paranormales como un vehículo más de la trama, para resaltar el absurdo de algunos aspectos de la existencia. El miedo de esta novela lo provoca la propia vida, que puede ser feroz cuando se lo propone y destrozarnos el alma en cuestión de segundos.
En síntesis, una lectura muy recomendable si te gusta el peculiar estilo del autor.
Aquí te dejo la sinopsis:
A Carl Streator le han encargado una serie de artículos sobre la muerte súbita infantil, algo que le resulta familiar pues él mismo perdió a su hijo en circunstancias extrañas. Tan extrañas como que en todas las casas donde ha muerto un bebé hay un ejemplar de una antología de poemas africanos que contiene una nana letal. El periodista, una agente inmobiliaria, su secretaria y el novio de esta emprenderán un hilarante viaje a la caza de todos los ejemplares del libro, incluido el que ahora usted sostiene en sus manos…
Fuente: www.megustaleer.com
Puedes conseguir el libro aquí:
Si has leído Nana, de Chuck Palahniuk, no olvides contarme tu impresión en el hilo de comentarios.