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Hay muchas especulaciones sobre los seres extraterrestres, incluyendo la posibilidad de que en realidad el fenómeno ovni tenga su origen en habitantes de dimensiones paralelas.

La concepción de la posibilidad de vida en otros planetas hizo que, a partir de los años 50, coincidiendo con el desarrollo de la carrera espacial, la gente comenzara a hablar de ovnis y extraterrestres.

Pero investigadores como Erich von Däniken y Zecharia Sitchin hicieron replantearse a muchos esta cuestión, al tratar de vincular la presencia de seres extraterrestres en nuestro planeta con las religiones de las antiguas civilizaciones fundacionales de las grandes culturas humanas.

Así, Sitchin habló de que los Anunnaki, los dioses sumerios, podían ser extraterrestres, que algunos han identificado con los reptilianos.

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Imagen de la diosa Anunnaki Nammu, a quien muchos identifican con los reptilianos

Sin embargo, teorías como la teoría de la intrusión nos dicen que este no es si no otro disfraz que se han colocado para engañar a la humanidad, que nunca llegará a ver su verdadera forma, pues, en realidad, se trata de extraños habitantes de dimensiones paralelas.

Yo te lanzo la pregunta, que intentaré contestar en este post: ¿Los dioses de la antigüedad, eran en realidad seres extraterrestres o seres de otra dimensión?

¿Dioses, seres extraterrestres, o habitantes de dimensiones paralelas?

La teoría de la intrusión, de la que ya te hablé en esta otra entrada, postula que todos los fenómenos paranormales son generados por una especie de fuerza o entidad que se manifiesta con un fin que no entendemos, para modificar la conciencia de las personas a las que se aparece.

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Los testigos, tras estos encuentros, cambian radicalmente su concepción sobre la realidad y la espiritualidad, y sobre lo que es posible y lo que no.

La teoría de la intrusión explica que la diferente apariencia entre sí de los distintos fenómenos paranormales es solo una consecuencia del filtro de nuestra percepción, que interpreta estos fenómenos, para nosotros incomprensibles, adaptándolos a nuestro marco de creencias, que viene determinado por nuestro contexto histórico y sociocultural.

El siglo XIX y su ilustración debilitaron la creencia en los dioses y los seres sobrenaturales, por lo que debía llegar un nuevo fenómeno bajo el que estas entidades pudieran aparecérsenos en un marco conceptual que nos resultara aceptable par seguir creyendo en ellas.

Así, con la llegada de la carrera espacial llegó al inconsciente colectivo la posibilidad de la existencia de otros planetas habitados, junto con la prueba fehaciente de que los viajes en el espacio eran tecnológicamente posibles.

Y es, curiosamente, a partir del principio del desarrollo de la carrera espacial cuando empieza a darse a conocer el fenómeno ovni.

Muchas de las manifestaciones del fenómeno, las luces en el cielo, los contactos con humanoides, podrían ser lo que en la antigüedad se tomaba por contactos angélicos y manifestaciones de la presencia divina, porque ese era el marco conceptual en el que el ser humano podía interpretarlos.

En una época en la que predominaba la religión y la superstición, solo podían interpretarse en alguno de estos sentidos. Sería lógico por tanto pensar que actualmente, en una época en la que imperan el raciocinio y la ciencia, las personas que sufren este tipo de encuentros como experiencias reales e innegables, al menos para ellos como testigos, les busquen una explicación basada en su lógica, pensando que podrían ser entidades biológicas que vienen de otros puntos del cosmos.

Conforme los conocimientos de la raza humana se amplían, así lo hace su conciencia, y así lo hace el fenómeno, por lo que, en el punto en que estamos, el saber de nuestro tiempo, al haber penetrado en los universos multidimensionales y en los misterios de la física subatómica, nos hace contemplar a estos entes desde otra perspectiva, la de visitantes de otras dimensiones.

La certeza de que existen otras dimensiones hace que muchos se pregunten si estos fenómenos son causados por habitantes de dimensiones paralelas, que posiblemente no sea sino otro disfraz que se han colocado en intento de adaptarse a nuestras creencias, pero que posiblemente tampoco sea la opción acertada, aunque actualmente sí es, al menos, la más coherente.

¿Qué tienen en común los dioses y los seres extraterrestres?

El fenómeno ovni comparte muchos puntos en común con las antiguas teofanías.

La teofanía es la manifestación de los dioses ante los hombres que dieron origen a las antiguas religiones.

Un «dios» se aparecía ante un humano para decirle que él era un elegido, que debía montar un culto para rendirle adoración, originando así las principales religiones a lo largo de la historia.

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Cuando se mezclan cristianismo y ovnis siempre hay que usar dibujos «flichornosos» como este

En el fenómeno ovni, mediante el fenómeno del contactismo, entidades “superiores” se presentan a humanos elegidos para crear movimientos y sectas que, a fin de cuentas, no han hecho otra cosa que rendirles culto.

El ufólogo Guilbert Cornu intentó demostrar que existe una correlación estrecha entre las visiones de la Virgen y los avistamientos OVNI. Cornu toma 230 casos de visiones que se suponen ocurrieron entre 1928 y 1975 y los transporta a un gráfico, junto con estadísticas de objetos volantes no identificados durante el mismo periodo. De esta manera observa que existen unos paralelismos sorprendentes.

Salvador Freixedo, ex-jesuita y ufólogo, utilizó sus conocimientos sobre el antiguo testamento y otras religiones para compararlas entre sí.

Tomando como referencia el antiguo testamento y los textos sagrados aztecas, descubrió sorprendentes similitudes entre Yahveh y Huitzilopotlhi.

  • Ambos dioses antiguos eran vengativos y terribles.
  • Ambos adoptan su bajo su protección a un pueblo (el judío y el azteca, respectivamente) que llegó a dominar las zonas en las que establecieron sus tierras prometidas.
  • Ambos obligaron a sus protegidos a realizar penosos éxodos que durarían siglos y décadas.
  • Ambos pueblos transportaban un arca que les servía de comunicación con estos dioses, que se manifestaban en forma de fenómenos en el cielo, una nube en el caso de Yahveh, un aguila blanca en el caso de huitzilopothli.
  • Ambos exigían sacrificios de sangre y adoración, que según este autor eran la energías que buscaban por algún motivo: la energía vital de los sacrificios y la energía mental de las masas exaltadas por el sentimiento de adoración mística.

En dichos sacrificios, en ambas culturas se reservaban para estos «dioses» los riñones, la envoltura de hígado y riñones, la grasa y la sangre.

Estos son precisamente los restos que desaparecen con más frecuencia en los casos de mutilaciones de ganado asociados al fenómeno ovni.

¿Seres extraterrestres o habitantes de dimensiones paralelas?

Imagínate que llegaras a un mundo cuyos habitantes solo existen en dos dimensiones. Desde tu tercera dimensión de la altura, tú podrías ver lo que pasa en diversos puntos de su mundo, incluso anticipando acontecimientos que ellos no podrían percibir hasta pasados unos instantes.

Si tú intentaras interactuar con ellos, ellos solo percibirían una lámina de ti, un segmento bidimensional de tu totalidad.

Un ejemplo metafórico de estos habitantes de dimensiones paralelas podrían ser las hormigas, cuyo mundo está casi reducido a estas dos dimensiones y son intelectualmente menos desarrolladas que nosotras.

¿Cómo te comunicarías con una hormiga? ¿Cómo podrías hacerle entender cuales son tus intenciones? ¿Podría una hormiga entender que un niño la quema con una lupa solo por diversión?

Pues tengo malas noticias: Ahora tú eres la hormiga.

Y seres que tienen acceso a una cuarta dimensión (o quizá a más) en la cual el tiempo no transcurre de forma lineal y que pueden hacer cosas que para ti son imposibles, como viajar entre dimensiones y modificar el espacio, el tiempo y la materia, coexisten contigo y a veces se manifiestan en estas tres dimensiones.

Por eso no entiendes el porqué de su comportamiento y, quizá, aunque quisieran explicarse para que los entendieras, no podrían hacerlo en los limitados términos humanos.

Si un hombre o mujer de la antigüedad, que tendían a interpretar el universo basándose en mitos, se encontraran con uno de estos habitantes de otras dimensiones, seguramente pensaría que está ante un dios.

Además, uno de los grandes escollos con los que siempre se ha encontrado el fenómeno ovni para tener una explicación lógica sería las grandes distancias en años luz que tendrían que recorrer seres de otros planetas para llegar al nuestro.

Sin embargo, si se tratara de habitantes de dimensiones paralelas, no tendrían que cubrir ninguna distancia, tan solo ser capaces de ajustar la vibración de su materia a la de las cuerdas que componen (según la teoría de cuerdas) las partículas atómicas que conforman la materia de nuestra dimensión.

Todas estas hipótesis las explico en más detalle en mi libro Seres de otra dimensión. Explorando lo inexplicable, en el que les dedico un capítulo exclusivo.

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Si quieres leer las 10 primeras páginas de Seres de otra dimensión, puedes hacerlo aquí.

¿Qué opinas tú? ¿Existen los dioses, los extraterrestres, o los habitantes de dimensiones paralelas? 

¿O solo son mitos?

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