Hacía tiempo que tenía pendiente leer los libros de Bukowski y, aprovechando las vacaciones de verano me puse a ello.
¿Cuál es el mejor libro para comenzar a leer a Bukowski?
Esa es una pregunta con difícil respuesta, y que depende mucho del gusto de cada uno.
En este artículo te cuento por cuál empecé yo y qué otros títulos he elegido para continuar con la obra de este genio del realismo sucio.
Bukowski, el genio del realismo sucio
Mucho antes siquiera de saber quién era Bukowski, en los años 90, cuando comencé a escribir mi primer libro Historias que no contaría a mi madre, dada la mezcla de géneros de que se compone, le pregunté a un amigo, que era escritor profesional, cómo podía saber cuál era mi género literario.
Fue entonces cuando descubrí por primera vez el término: Realismo sucio.
Por aquella época solo conocía a Bukowski de oídas, era el autor preferido de mi nuevo grupo de amigos, y un amigo especialmente decadente que tenía era muy fan suyo.
Fue gracias a ellos, y a Bukowski, que al principio de mi etapa alcohólica descubrí una bebida espirituosa que sí podía tragar, muy útil si quieres cogerte una cogorza express, el vodka-seven, bebida favorita del escritor en la que el dulzor del Seven-up neutraliza el sabor del vodka, haciendo que puedas bebértelo comos si fuera agua, cosa que no te recomiendo, y a la que era muy dado Bukowski, que fue un alcohólico irredento.
El realismo sucio de Bukowski, que también puede calificarse, según al experto que preguntes, como ficción transgresiva, es un género que se creó en Estados Unidos a mediados del siglo pasado, y cuya influencia perdura a día de hoy en autores consagrados como Chuck Palahniuk, el autor de El club de la lucha, para más señas.
Se caracteriza por ser muy escueto en las descripciones y por un uso muy preciso del lenguaje, de forma que la acción fluye gracias a oraciones cortas en las que es el contexto el que nos indica intenciones y descripciones tanto de personajes como de escenarios, reduciendo el uso de adjetivos y adverbios a su mínima expresión.
Suele contar historias de personajes vulgares que se enfrentan a los dilemas de la vida cotidiana y a menudo entra en temas escatológicos y otros tabúes contrarios a los convencionalismos sociales.
Podría decirse que el realismo sucio no se guarda nada de sus personajes.
Heinrich Karl Bukowski, que así se llamaba, porque nació en Alemania en 1920, aunque americanizó su nombre cuando sus padres se mudaron a Estados Unidos, pasó gran parte de su vida en Los Ángeles, ciudad que es una inevitable protagonista secundaria de su novelas y relatos.
Bukowski dejó sus estudios universitarios y, dada la mala relación que tenía con su padre, que es uno de los temas que aparece reflejados en sus libros, se dedicó a vagar por Estados Unidos realizando trabajos poco cualificados, siempre entre la depresión y la embriaguez, hasta que se estableció de nuevo en Los Ángeles.
Trató de hacer sus primeros pinitos como escritor amateur publicando relatos en revistas, pero se desilusionó rápidamente con el mundo editorial y pasó varios años sin escribir (esto mismo me pasó a mí tras la publicación de mi primer libro, quizá por eso la lectura de estos libros me haya resultado más entrañable) hasta que finalmente consiguió un trabajo estable como cartero en Los Ángeles, algo que, aunque parezca prosaico, jugó un papel definitivo en su carrera literaria, y que se ve reflejado en varios libros de Bukowski.
Aunque su actividad como cartero se vio interrumpida por una úlcera sangrante y un divorcio, posteriormente retomó esta ocupación, que realizaría durante 10 años más.
Todavía tendría que dar algunos tumbos literarios y vitales más, que incluyeron mudarse a varias ciudades, tener una hija y publicar poesía y columnas en periódicos, hasta que la propuesta del editor de Black Sparrow Press de pagarle un sueldo vitalicio de 100 dólares al mes le permitió dejar su trabajo para dedicarse completamente a escribir.
Tenía 49 años.
Él era muy consciente de lo pobre de la oferta, sobre lo que dijo en una carta:
«Tengo dos opciones, permanecer en la oficina de correos y volverme loco… o quedarme fuera y jugar a ser escritor y morirme de hambre. He decidido morir de hambre».
Vemos que desde entonces poco ha cambiado la cosa para los escritores.
Y es en esta etapa cuando comenzó a escribir los tres libros de los que vengo a hablarte hoy.
3 libros de Bukowski que no deberías perderte
Factotum
Tenía pendiente leer este libro, que en muchos sitios es clasificado como uno de los mejores libros de humor, desde que investigué para crear esta lista con los mejores 80 libros de humor.
Así que este verano por fin me decidí a leerlo y, aunque no me decepcionó, debo decir que no es el más divertido de él que he leído.
Aunque es posterior en publicación al siguiente título de esta lista, Cartero, las andanzas que inspiraron Factotum ocurrieron antes, dado que cuenta, como su título («Haz de todo») indica, los vagabundeos de Bukowski saltando de ciudad en ciudad, de trabajo en trabajo y de mujer en mujer, por unos Estados Unidos golpeados por las secuelas de la Segunda Guerra Mundial, dado que el nihilismo del autor es algo característico de esta época en la que la sociedad americana se vio sacudida por semejante tragedia.
Nunca antes había leído a Bukowski, y con este libro entendí por qué alcanzó el Olimpo literario.
Y la cosa tiene mérito, porque, como otros libros de Bukowski, nos cuenta las vivencias de un personaje difícil de vender al lector, borracho, pendenciero y depresivo, pero es inevitable que su cinismo te arranque alguna que otra carcajada.
Como otros libros de Bukowski, Factotum habla del acto antinatural de someter la propia voluntad a la de otros en el mundo laboral, y de otras de sus obsesiones, como el sexo y la bebida.
El libro se compone de relatos y microrrelatos en los que acompañamos su alter ego, Henry Chinasky, en sus andaduras de trabajo basura en trabajo basura a lo largo y ancho de Estados Unidos. Una joya del realismo sucio.
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Cartero
Este fue el segundo de los libros de Bukowski que me leí.
Pero, a pesar de lo dicho anteriormente, si tuviera que volver a elegir un libro por donde empezar a leer a Bukowski, sin duda sería este.
De nuevo seremos partícipes de las andanzas de Chinaski como empleado del servicio de correos, que no son pocas, y que oscilan entre lo absurdo y lo grotesco, con algunas profundas reflexiones sobre la vida.
Bukowski no es un autor agradable en algunas ocasiones, pero es honesto. Es de los pocos autores que podrás leer que te muestran su posición ante la vida sin ambages, sin importarle traspasar los límites morales o éticos impuestos por los convencionalismos sociales.
A través de Chinaski como metáfora de sí mismo, el autor nos narra su vida, la vida de un alcohólico, un vago, la vida de alguien que piensa que el estado natural del ser humano es hacer lo que quiera, y no someterse a la esclavitud del trabajo por un mísero salario.
Y lo cuenta con sus miserias, con su parte desagradable, con todo lo escatológico y patético que a veces implica el hecho de estar vivo. Pero Bukowski también nos habla de la rebeldía, del humor, del desenfreno, de vivir el presente como si no hubiera otra cosa.
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Pulp
Terminó el verano y dejé de leer un par de meses a Bukowski. Un lector del blog me había advertido de que este libro, Pulp, era, de los libros de Bukowski, el que de verdad tendría que estar en la lista de las mejores novelas de humor, así que, cuando lo vi una mañana mientras paseaba, en una manta de libros de segunda mano, por el ridículo precio de 5 euros, a pesar de mi norma de no comprar libros en papel, por el espacio, no pude resistirme.
Y no sabes cuánto me alegro.
Su título hace referencia a la literatura pulp, que en España se conocían como novelas de a duro, revistas y novelas impresas en papel de pulpa de celulosa, el más barato, que solían tratar temas como el terror, la novela de detectives o la ciencia ficción, aunque en nuestro país tuvo mucho predicamento el western, y en las que autores con poco reconocimiento literario publicaban historias chocantes e imaginativas, usando muchas veces la exageración como recurso.
Posteriormente, algunos autores pulp, como H. P. Lovecraft, alcanzaron un puesto destacado dentro de la literatura, por lo que, como vemos muchas veces, reconocimiento literario y calidad literaria no siempre van cogidos de la mano.
Tuvo que ser de los últimos libros de Bukowski, puesto que el autor murió el año de su publicación, 1994, de leucemia. Al conocer este dato, documentándome para el artículo, entiendo quizá mejor el libro, puesto que la muerte es un personaje dentro de la trama, una hermosa y enigmática mujer.
Tras leerlo, diría que este sin duda es el libro de Bukowski más divertido, puesto que para mi sorpresa descubrí que se trata de un libro de ficción absurda, puesto que mezcla la comedia detectivesca con hechos fantásticos, como la presencia de extraterrestres o entidades ultraterrenas como la propia muerte, y todo ello imbuido de un surrealismo cargado de humor absurdo.
El protagonista es el detective Belane, un viejo gordo, alcohólico y derrotado, al que le encargan un extraño caso, tiene que encontrar al escritor francés Céline, un escritor que lleva más de 20 años muerto.
Ya en la dedicatoria, puesto que el autor dedica el libro «a la mala escritura», vemos una declaración de amor por este género, y de intenciones, puesto que se trata de un homenaje de Bukowski a la literatura pulp, en el que recurre a las convenciones del mismo y diálogos tan absurdos como descacharrantes, típicos de las malas novelas y de las malas películas de detectives duros, para terminar la narración con un final surrealista pero, quizá, premonitorio del destino que correría poco después su autor.
Aquí lo puedes conseguir por menos de 9 euros. Merece la pena.
Si te ha gustado este artículo, y te has quedado con ganas de leer algo de ficción absurda, con algunos toques de realismo sucio, puedes echarle un vistazo a la serie Historias que no contaría mi madre o a La lógica de lo absurdo.
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