Hoy voy a hablarte de un caso de fenómenos anómalos muy reciente relacionado con esta pregunta: ¿Los niños ven fantasmas?

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Este es un tema que trato en mi último ensayo sobre misterio y fenómenos paranormales publicado por la Ediciones Luciérnaga, que es un sello de no ficción del Grupo Planeta especializado en libros de misterio y parapsicología.

Lo bueno que tiene escribir libros de misterio es que la gente se acerca y te cuenta casos y experiencias extrañas que han tenido y que normalmente no contarían a nadie.

Supongo que perciben que tu interés en estos temas es genuino y que les escucharás con respeto.

Muchas veces las personas que han experimentado este tipo de experiencias inexplicadas (que no inexplicables) lo único que buscan es algo de comprensión y desahogo contándoselo a alguien que no les juzgue por afirmar que piensan que lo que han vivido escapa a la lógica ordinaria.

Ya  me pasó tras publicar Lo poco que sé del misterio. Varias personas me contaron casos muy interesantes de fenómenos extraños, algunos de los cuales me sirvieron de base para escribir Seres de otra dimensión. Explorando lo inexplicable.

Y tras publicar este último libro, me ha vuelto a pasar.

El pasado 9 de julio una persona que se estaba leyendo el libro me llamó por teléfono para contarme un caso escalofriante. Estaba relacionado con niños que ven fantasmas, o que al menos creen verlos.

¿Los niños ven fantasmas?

En Seres de otra dimensión planteo una hipótesis que explicaría la posibilidad de que los niños traigan de serie capacidades para conectar con otras realidades.

Cuando nos paramos a pensar en quiénes pueden ver fantasmas o al menos afirman verlos, lo más común es pensar en personas que tienen el don de ver a los espíritus, es decir, mediums.

Sin embargo, algunos estudiosos de estos temas afirman que las capacidades mediúmnicas en realidad son algo común a todas las personas, que nacemos con la capacidad de ver espíritus o fantasmas de personas difuntas.

Partiendo de la premisa de que esto pudiera ser cierto, en el libro explico que, debido a dos procesos del  desarrollo neurológico del cerebro infantil y a la falta de estimulación de estas capacidades por parte de nuestro entorno sociocultural y de nuestro sistema educativo, que ni se plantean  la posibilidad de que tales percepciones puedan ser reales, en un periodo entre los 5 y los 7 años perdemos esta conexión con el otro lado.

Estos procesos son la poda sináptica y el cambio del pensamiento preoperacional al pensamiento de operaciones concretas.

Ambos los experimenta el niño en esta etapa de su vida.

Una posible hipótesis para explicar la percepción extrasensorial de los niños

La poda sináptica es un fenómeno aparentemente natural, aunque no hay consenso en si realidad podría evitarse y es un defecto en la educación mental de los niños.

El cerebro infantil tiene capacidades superan a las del cerebro adulto.

Por ejemplo, los niños son capaces de aprender 2 idiomas simultáneamente tan solo con oírselos hablar a sus padres, cosa imposible para un adulto.

Esto se debe a que el cerebro infantil genera muchas más conexiones neuronales que el cerebro adulto.

No se sabe si para evitar una sobrecarga de información o si se da por falta de estimulación del entorno, pero entre los 7 y los 5 años el cerebro infantil sufre la poda neuronal.

Este es un proceso por el que el cerebro «poda» las conexiones neuronales que considera poco útiles, criterio que viene principalmente determinado por el entorno y la educación que reciba el niño.

El cambio del pensamiento preoperacional al pensamiento de operaciones complejas es un proceso paralelo en el desarrollo cognitivo que consiste en que el hemisferio predominante pasa a ser el hemisferio izquierdo, porque el niño comienza a dominar el lenguaje y el pensamiento lógico.

Hasta este momento, en el niño predominaba el pensamiento preoperacional, en el que predominaba el hemisferio derecho del cerebro, que se rige por la intuición y al que se asocian las capacidades de percepción extrasensorial según la parapsicología científica.

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Los monstruos en los armarios y todo tipo de terrores nocturnos son típicos en este periodo debido a la desbordante imaginación de los niños. Imagen: Joshua Hoffine

Una de las consecuencias del paso al pensamiento de operaciones concretas es que el niño comienza a distinguir entre lo que es real y lo que no de acuerdo a su cultura y educación (el concepto de lo que es real era diferente en la prehistoria, en la Edad Media o en la actualidad).

Sería plausible por lo tanto pensar que, si todos los niños tuvieran capacidades mediúmnicas de nacimiento, debido al paso al pensamiento lógico y al asimilar los conceptos de lo que es posible y lo que no según nuestra cultura, al no ejercitarse dichas capacidades, y al aprender el niño que no son posibles o reales, las conexiones neuronales responsables de estas capacidades fueran las primera en ser eliminadas en el proceso de poda sináptica, salvo en casos excepcionales de personas que si lograrían mantenerlas hasta la edad adulta por motivos que, a día de hoy, se desconocen.

En el libro te hablo de estos procesos y de como condicionarían el desarrollo de estas facultades con más detalle.

Por supuesto, el fenómeno de niños que ven fantasmas en psicología tiene una explicación, el eidetismo, que es la capacidad que tienen los niños de recrear secuencias visuales imaginarias con gran veracidad, hasta el punto de que llegan a pensar que son experiencias reales.

Aunque en el libro te ofrezco un par de casos en el que hay evidencias objetivas que podrían hacernos dudar sobre el eterno dilema de si existen los fantasmas o no.

De siempre la cultura popular ha afirmado que los perros y otros animales pueden ver fantasmas y espíritus, por disponer de una mayor sensibilidad y no estar coartados por el pensamiento racional, y en parte esta característica, que comparten con los niños pequeños, sería la clave.

Los niños que ven fantasmas son un elemento clásico dentro del terror

Yo mismo he escrito un par de microrrelatos de terror que juegan con la posibilidad de que los bebés puedan ver fantasmas, este cuento corto de miedo, y este otro relato corto de terror que se basa en un caso real investigado por el escritor José Manuel Morales Gajete en su libro Enigmas y misterios de Córdoba.

Si quieres profundizar en el tema de los fantasmas, puedes ver este vídeo sobre fotos paranormales reales captadas en un domicilio en Barcelona en el que sus habitantes decían haber sufrido fenómenos poltergeist (la historia te la conté en detalle en el capítulo 18 de Lo poco que sé del misterio) y donde se recogieron por casualidad unas curiosas anomalías fotográficas que algunos interpretan  fantasmas que aparecen en estas fotos.

También puedes conocer mis flichornosas experiencias investigando la que supuestamente es una de las calles con más historias supuestas apariciones de fantasmas reales de Sevilla, la calle San Luis, o conocer la investigación que hice del restaurante más encantado de Sevilla, el Restaurante Viandas.

Pero volvamos al caso que te quiero contar hoy.

Fenómenos extraños en un pueblo de la Comunidad de Madrid

Como te iba contando, la persona (a la que llamaré testigo 1) que me contó el caso estaba leyendo mi libro Seres de otra dimensión, y cuando leyó el capítulo relacionado con la cuestión de si los niños pueden ver espíritus, me llamó para contarme el caso.

Me contó que desde hacía tiempo, en casa de un familiar ocurrían cosas extrañas.

Los hechos habían sucedido en las últimas semanas del curso lectivo.

El perro del familiar de testigo 1 que me contaba el caso, desde hacía días se comportaba de forma extraña, se quedaba mirando a sitios donde no había nada o se asustaba y gruñía al vacío.

Hay quien dice que los perros ven espíritus, pero a priori podría haber muchas explicaciones más que no tendrían nada que ver  con lo sobrenatural.

Pero el caso no acababa ahí, el familiar de testigo 1 tenía dos hijos, uno de unos 18 meses y otro de unos 4 años.

El niño de 18 meses entraba en un habitación y saludaba con la mano, conducta muy frecuente en este tipo de casos en los que se especula con la posibilidad de que niños que ven espíritus.

Pero es que, además, el niño de 4 años llevaba un tiempo despertándose por las noches.

Decía que lo despertaba su mejor amiga, llamémosla Azucena, que entraba en el cuarto, y unas veces le tiraba del pelo y otras se reía en su oído.

Lo terrible es que Azucena, la amiga del niño, había sido asesinada por su propia madre hacía unas semanas.

Tras esto la madre se había suicidado, y era entonces cuando habían comenzado los fenómenos alrededor de la casa del que la niña difunta consideraba como su mejor amigo.

Algunos parapsicólogos y ocultistas afirman que los niños tan pequeños, como todavía no tienen asimilado el concepto de la muerte, son más propensos a quedar atrapados en la interfase entre la vida y la muerte si sufren un fallecimiento repentino, porque no son conscientes de que están muertos.

Así, los fantasmas infantiles volverían a intentar jugar con sus amigos, como hacían en vida.

Lo más escalofriante del caso es que el testigo 1 y su familiar trabajan en el colegio al que iba la niña difunta, y el resto de padres del círculo de amigos de la muerta les contaron que estaban preocupados: sus hijos decían que su amiga venía a despertarlos por la noche desde hacía unos días.

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Un psicólogo se tuvo que desplazar a este centro educativo desde la capital para dar asistencia a estos niños.

Por supuesto, la explicación que daría este profesional a el hecho de que los pequeños afirmaran ver el fantasma de una niña sería el estrés que la muerte de la pequeña había causado en todos ellos, dejándoles un trauma.

Algunos de los niños, por su parte, no entendían que su amiguita hubiera muerto, pues, como alguno le dijo a sus padres, los que se mueren son los mayores, los niños no.

Este psicólogo nunca barajaría la posibilidad de que estuvieran ante un caso de niños fantasmas reales, ni que los amiguitos de la difunta tuvieran el don de ver espíritus, porque todos sabemos que los fantasmas no existen, y que los niños no pueden ver fantasmas.

¿O sí?

Como siempre, no puede afirmarse que este sea uno de los casos reales de fantasmas, pero a mí me queda la duda tras oír el testimonio de primera mano, pues quien me lo transmitió lo hizo con total sinceridad, y sin darle mayor importancia, considerándolo un hecho curioso y bastante triste.

Continuamos sin tener vídeos de fantasmas reales u otras pruebas categóricas, pues este fenómeno es esquivo, y solo tenemos los testimonios de personas que ven espíritus, hasta el punto de que, a día de hoy, todavía no podemos afirmar con seguridad qué es un fantasma y si las apariciones de espectros son reales, pero las historias de fantasmas de niños, al menos a mí, me siguen resultando escalofriantes.

Si quieres seguir leyendo sobre el tema, puedes echarle un vistazo a este artículo en el que te cuento mi investigación en la Casa de las Caras de Bélmez, en la que tuve la oportunidad de encontrarme con lo insólito y traerme de prueba un vídeo que puedes ver en dicho artículo.

Y si lo prefieres, puedes consultar este otro artículo en el que te cuento cómo puedes defenderte de fantasmas  según dicen los esoteristas e investigadores de lo paranormal.

Te dejo también una crónica de otra investigación flichornosa (flipante + bochornosa): Los fantasmas de las Casa Rosa de Sevilla o esta otra visita a la supuesta casa encantada de Palomares del Río: el cortijo de la Casa de la Loca.

Todas estas investigaciones y teorías puedes leerlas en mis dos ensayos sobre misterio y fenómenos paranormales:

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