A menudo, cuando el autor primerizo se tiene que enfrentar al reto de autopromocionar sus libros, lo hace por instinto y suele cometer una serie de errores flichornosos que con el tiempo, si sabe reconocerlos, le eneseñarán cómo no promocionar un libro.
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Pero primero definamos el término en sí: flichornoso es un neologismo de nuevo cuño originario de mi amigo y escritor Macoco G. M., que aúna los términos ‘flipante’ y ‘bochornoso’ en una mima palabra.
Aclarado esto, paso a contarte cuáles son esos errores flichornosos que todos los escritores noveles hemos cometido a la hora de tratar de dar visibilidad a nuestra amada obra.
Así que, si estás empezando en esto de la autoedición indie, aún estás a tiempo de evitarlos si lees este artículo, y si ya llevas tiempo en ello, seguro que te divertirás al sentirte identificado con alguno de los fallos que todos hemos cometido en mayor o menor medida.

Cómo no promocionar un libro: Los 5 errores (flichornosos) a la hora de promocionar tu libro que puedes cometer

 
Tratar de promocionar tu libro en un foro o página de escritores
 

Hasta que uno aprende algo sobre promoción de libros y, como consecuencia natural, llega al marketing de contenidos, se suelen cometer actos vandálicos de spam, más por imitación y desconocimiento que por confianza en que sea una técnica realmente útil, que no lo es, de hecho es contraproducente y puede afectar al branding de tu marca personal negativamente, haciendo que te perciban como un pelmazo.
Así que este es uno de los errores básicos que te enseñarán cómo no debes promocionar tu libro.
Evítalo.
Pero si hay un acto de spameo flichornoso por antonomasia, ese es promocionar tu libro en un foro o grupo de facebook para escritores sin que te hayan invitado a ello.
A menudo pensamos que en el mundo digital, al no estar cara a cara con los demás y al poder escudarnos en la distancia que da la tecnología, todo vale, o bien nos confundimos y nos comportamos como un niño al que han dado a probar la cerveza por un día en una fiesta familiar: parloteamos erráticamente y decimos más tonterías que una vieja montada en un columpio.
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¡En España todos somos iguales ante la ley y las élites no tienen privilegioooossss… ! Foto: https://fotografiandosevilla.wordpress.com

Y todo esto pasa porque, a menudo, en las redes sociales no aplicamos el sentido común (seguro que al leer este término te viene a la cabeza la cara de tu padre diciéndote la manida frase «… que es el menos común de los sentidos»).
Para que esto no te pase más, intenta extrapolar la situación en redes al mundo off line.
Imagina que hay una habitación llena de vendedores de coches. ¿Entrarías en ella y dirías: «Hola señores a los que no conozco de nada, ¿quién quiere comprarme un coche?»
¿A que no?
A pesar de ello, si discrepas de mi opinión (que, aunque bastante lógica, no deja de ser eso, una opinión), siempre puedes hacerlo de forma más sutil y elegante, y siempre cuando ya lleves un tiempo participando en el grupo o foro en cuestión.

Puedes poner el banner que es estés haciendo para promocionar tu libro o el booktrailer y preguntar a tus compañeros por su opinión, y lo mismo a alguno le llama la curiosidad y se interesa por el libro.

Eso sí, prepárate para recibir alguna crítica constructiva.

Autoestimularte eróticamente con tu libro y subir una foto a Instagram

¿Que nunca has hecho esto?… Estoooo, ehhhh, bien por ti.

Pasemos entonces al siguiente punto.
No sé por qué diantres me habrá venido semejante idea  a la cabeza.
Si eso no lo hace nadie…
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Corramos un tupido velo…

 

Ponerle a tu cuenta o página web el adjetivo «oficial»

Esto solo tiene sentido si lo eres (oficial) de un cuerpo de seguridad del estado, o oficial de primera en albañilería, y tu libro trata de eso.

Hace mucho, mucho tiempo, en una galaxia muy cercana, esta en concreto, antes del blog que lees ahora, y antes de la versión con hosting gratutito que tenía en Worpress.com (cosa que te desaconsejo ferozmente) abrí un blog en una plataforma que se llamaba vecinos.com
¿Adivinas cómo se llamaba?
Exacto. Feliooficialsite (el sitio oficial de Felio, que es el protagonista de la saga Historias que no contaría a mi madre).
Vamos a ver, pardillo, me digo ahora a mí mismo, ¿oficial de qué?
Eso tiene sentido para grandes marcas que tienen muchas versiones hechas por fans o imitadores, pero a mí, que no me conocen nada más que en mi casa a la hora de comer, no me hace falta distinguir que es la «página oficial» de mis movidas.
Piensa que si es oficial es porque hay algún estamento o institución del que emana dicha oficialidad, o bien se hace para distinguirse de posibles imitaciones.

Tú diciendo que eres oficialmente tú mismo es un poco de comedia de los hermanos Marx, en plan «la parte contratante de la primera parte» o tan flichornoso como la gente que habla de sí misma en tercera persona (¿entiendes ya el concepto flichornoso?).

Usar frases grandilocuentes en la publicidad de tu libro

 

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Aunque no son frases grandilocuentes, creo que esta cadena de librerías de México tampoco ha acertado con sus frases de promoción.

 

Otro gran fallo. Lo primero, porque puede crear muchas expectativas y no estar a la altura, y eso es arriesgado.
No hay nada más peligroso y beligerante que un lector decepcionado. Bueno, sí, una fan de la Pantoja a la entrada de los tribunales insultando a los periodistas.
Lo segundo, porque normalmente no se lo cree ni tu abuela.
A pesar de ello, no es infrecuente ver banners publicitarios o mockups con la portada del libro y un eslogan del tipo «el mejor libro desde que se inventó el petróleo» o «El libro más erótico desde que se escribió el Kamasutra», y cosas así.
Y no exagero, créeme.
El otro día vi a un autor cuya publicidad decía algo así como «El libro de terror más original desde Drácula».

Además, todas las opiniones son subjetivas, y tales afirmaciones no dejan de ser opiniones.

Recomendar tu libro si alguien pregunta por libros de tu temática

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Como fallo publicitario sería comparable a este…

 
Estás en redes sociales, y de repente alguien pregunta por un libro de terror. ¡Ahí va, la ostia! Si yo soy escritor de terror, te dices, y como quien no quiere la cosa le indicas que tú has publicado uno muy chulo que se llama «Ligrujo», y que va de un ligre que se vuelve maníaco y ataca a sus cuidadores.
 
El burro delante, que no se espante.
Lo más normal es que ese lector en busca de una recomendación piense que, si tú eres el autor, puede que tu recomendación no sea muy objetiva.
Puede que también piense que eres un poco egocéntrico, y que el argumento de tu libro, además, es una copia uno de Stephen King, pero cambiando el san bernardo por un ligre.
No te preocupes por este último chiste. Mi salud mental está intacta. Hacer versiones ligrescas es una vieja tradición de este blog, del que han salido El ligrobbit, Ligrergente, La casa de los ligres y 30 ligres de Monguer.
Bueno, a lo mejor sí que habría que empezar a preocuparse.
El principal problema de hacer esto es que destila desesperación, y es como si estuvieras ligando, si se te ve demasiado necesitado el objetivo se espanta y huye.
Sin embargo, si le recomiendas un libro terror que no sea tuyo pero que te haya gustado mucho, como hicieron estos 7 escritores de terror al hablar del libro que más les asustó en este artículo, puede que lo flipe con el libro que le has recomendado y diga: «¡Córcholis!, que majo este escritorzuelo que me ha ayudado y qué buen gusto literario tiene, a ver lo que escribe», y se de una vuelta por tu web par curiosear tus libros.

 Y puede que hasta te compre uno.

Puntuar tú mismo tu libro en Goodreads y otras redes de lectura

Este error flichornoso a la hora de promocionar tus libros es primo hermano del anterior, y te hace quedar como un plasta ególatra sin el más mínimo ápice de autocrítica ni pudor.

Y de nuevo induce a pensar en falta de objetividad, algo así como en el refrán «A nadie le huelen sus peos ni sus hijos les parecen feos».
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Bueno, supongo que siempre hubo excepciones…

Y es que el refranero popular es muy sabio, de sentido común, vamos (ya sabes, como decía tu padre, «el menos común de…»).
 Así que, ya sabes, ten más vista que yo, y no cometas estos errores, y habrás aprendido cómo no promocionar un libro.
Aprender a cómo sí promocionarlo es un arcano misterio sobre el que no puedo proporcionarte ningún truco, solo decirte que requiere trabajo, constancia y formación en técnicas de marketing para escritores.
Aunque sí que puedo orientarte sobre:
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