Hoy quiero hablarte sobre cómo escribir libros de humor, y darte algunos consejos que he extraído de mi experiencia como escritor de este género.

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Espero que te sirvan si decides enfrentarte a la complicada tarea de escribir un libro de ficción que haga reír al lector.

Los libros de humor siempre han sido de mis favoritos, junto con las novelas de terror.

Me refiero a novelas de humor y antologías de relatos humorísticos, no a libros que escriben los humoristas, o libros de chistes y demás variantes que te encontrarás si buscas libros de humor en cualquier tienda de libros online.

A lo largo de mi experiencia como escritor de géneros que se hibridan con la novela humorística, como la ficción absurda (novelas que conjugan elementos fantásiticos y de terror con el humor) o la ficción transgresiva, he atesorado algunas lecciones,  a veces aprendidas a base de encontronazos, que puede que te sirvan si te estás planteando escribir un libro de humor.

Vamos con ellas.

 

Cómo escribir libros de humor: 7 consejos para escribir ficción humorística

 

1. Conoce el humor

Igual que cualquier materia sobre la que quieras escribir, primero tienes que conocerlo con cierta profundidad.

Si te limitas a incluir gracejos y situaciones esperpénticas en un texto, puede que, como el burro, toques la flauta por casualidad, pero antes de ponerte a emular a tus escritores de humor favoritos, como Tom Sharpe o Terry Pratchett, te recomiendo que reflexiones sobe la naturaleza del humor y los tipos de humor que hay, porque no es lo mismo la ironía que el sarcasmo,

Para ello te puede venir bien leer este artículo donde analizo la evolución de la literatura humorística, explicando de dónde viene en nuestro idioma el propio términio ‘humor’, y los diferentes conceptos de humor en la literatura a lo largo de las épocas.

Pero para empezar te sería útil saber que el humor literario se puede dividir en cuatro grupos principales:

  • La ironía, que se basa en el juego con las múltiples acepciones y connotaciones de lo que se dice.

 

  • La parodia, que consiste en la imitación humorística de un género literario, señalando lo absurdo o forzado de muchas convenciones de dicho género.

 

  • La sátira, que se caracteriza por usar el humor para criticar usos y costumbres sociales,

 

  • El sarcasmo, que  aumenta el aspecto cáustico y mordaz, llegando a burlarse de sus objetivos de forma grotesca

 

2. Lee y visiona muchas comedias

El sentido del humor, aunque en algunas personas sea innato, también es algo que se puede desarrollar.

Hay muchos documentales y entrevistas en los que los humoristas cuentan su forma de hacer humor, sus motivaciones, y demás.

También puedes ver series de humor y películas de comedia, y, por supuesto, leer libros de humor, porque hay diferencia entre plasmar una situación cómica de forma visual y hacerlo por escrito, que es muchísimo más complicado.

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Esto te será muy útil a la hora de escribir libros de humor.

 

3. Define tu público objetivo y tu tipo de humor

Como en todo, no está de más saber cuál será tu lector implícito a la hora de escribir libros de humor, que es ese lector que tiene el bagaje cultural suficiente para captar todos los matices y niveles de lectura de tu texto.

Eso no quiere decir que otros no puedan leerlo, pero ese sería tu lector o lectora ideal.

Para ello te puede resultar muy útil este artículo de Gabriella Campbell sobre la ironía intertextual.

La polisemia también puede ser un recurso muy útil para lograr esto.

Saber para quién escribes es útil sobre todo para moderar el tipo de humor que usas.

No todo el mundo tiene el mismo sentido del humor, por lo que tienes que ver si usas recursos humorísticos que son o no adecuados para tu público objetivo.

Te pongo un ejemplo práctico y bastante flichornoso (si aún no sabes lo que significa este término puedes averiguarlo leyendo este artículo).

Cuando publiqué con la editorial Zócalo mi primer libro de humor, Historias que no contaría a mi madre, hice una desastrosa gira de presentaciones por Andalucía (aquí te cuento por qué fue desastrosa), y en Málaga la encargada de hacer la presentación fue la mujer de mi editor.

Habría en la librería unas 15 personas, de las cuáles 4 eran mujeres de avanzada edad y porte bastante clásico.

Para mi infortunio, mi presentadora había tenido a bien seleccionar un pasaje en el que recurría al humor escatológico (hablaba de pedos), y no te puedes imaginar lo que sufrí viendo las caras que ponían las señoras.

Eran un poema.

Debes pensar qué tipo de humor quieres hacer y qué tabús estás dispuesto a transgredir aunque te caiga alguna colleja.

Para todo esto también es muy útil definir de qué género literario es tu libro, para conocer las convenciones de dicho género.

Lo cual nos lleva al siguiente punto.

 

4. Asume que habrá gente a la que no le harás gracia

Por eso te decía al inicio que escribir libros de humor es una tarea difícil y, a veces, ingrata.

El sentido del humor es algo muy personal y subjetivo, y lo que a una persona le puede resultar gracioso,  a otra le puede parecer ofensivo, y más en los tiempos que corren, en los que las hordas de haters e inquisidores campan a sus anchas por las redes sociales.

Así que, al escribir libros de humor, deberás asumir con deportividad las críticas negativas, ignorar con estoicismo los embates de tus detractores, y tener claro que no se le puede caer bien a todo el mundo.

Tómate estos pequeños contratiempos con humor, que para eso estás escribiendo humor y recuerda que, como dicen Les Luthiers:

«No te tomes la vida en serio, al fin y al cabo no saldrás vivo de ella».

 

5. Diviértete escribiendo

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Si escribir humor para ti es como si hubiera un ruso con botas de tacos pateándote las pelotas, mejor déjalo. No es divertido.

Porque si no te diviertes tú al escribir libros de humor no podrás transmitir esa sensación a tus lectores. Es como si les estuvieras contando un chiste que sabes que no va a ningún lado y al que no  le estás poniendo ganas.

 

6. Dale un trasfondo al humor

El humor en realidad debe ser una herramienta, no un fin en si mismo, puesto que limitarse a soltar gags y gracejos, y menos en la narrativa, no tiene sentido.

Al final la historia puede acabar siendo algo superficial y un mero vehículo para que te rías con tus gracias, porque eres un tipo chispeante, pero lo malo es que puedes acabar aburriendo al lector y causando el efecto contrario.

El humor es una herramienta maravillosa que, aparte de hacer pasar un buen rato al lector, nos permite hacer reflexionar sobre lo irónico de determinados aspectos, tocar temas espinosos sin que nadie se ofenda y tomar distancia de tabús y temas escabrosos que de otra forma serían difíciles de abordar,

Decía Pratchett:

«Satire is meant to ridicule power. If you are laughing at people who are hurting, it’s not satire, it’s bullying ».

«El sentido de la sátira es ridiculizar el poder. Si te ríes de las personas que están sufriendo, no es una sátira, es bullying ».

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Y es que Pratchett supo usar la herramienta del humor como nadie, y a través de él satirizó y criticó aspectos de nuestra sociedad que en otros contextos serían muy polémicos, como la religión, la guerra, la xenofobia, el absurdo de las tradiciones, y muchos más, pero disfrazándolos de  fantasía y utilizando el humor conseguía hacer que la gente se divirtiera y reflexionara al mismo tiempo.

Había quienes solo veían en la saga de Mundodisco libros de fantasía cómica, algo que puede incluso resultar pueril, pero en realidad sus libros tenían una gran profundidad filosófica.

Este disfraz los mantenía a salvo de radicales e integristas que, de otra forma, podrían haberlo lapidado ante frases como estas, si las hubiera escrito en otro tono y usando como referencia religiones reales de nuestro mundo:

«—Es algo que no me entra en la cabeza —dijo—. Gente matándose unos a otros porque sus dioses están reñidos…

—Oh, tienen el mismo dios, señor. Parece que su pelea es por una palabra de su libro sagrado, señor. Los elharibianos dicen que se traduce como «dios» y los smalíes dicen que es «hombre».

—¿Cómo se pueden confundir esas dos cosas?

—Bueno, en la escritura no hay más diferencia que un punto diminuto, ya ve. Y hay gente que dice que de todas formas es solo una cagadita de mosca.

—¿Siglos de guerra solamente porque una mosca cagó en el sitio incorrecto?

—Podría haber sido peor —dijo Zanahoria—. Si lo hubiera hecho un poquito más a la izquierda la palabra habría significado «regaliz”».

Así que piensa qué sentido tiene para ti escribir libros de humor, qué quieres conseguir con ello o a qué quieres contribuir, pero evita siempre ser tendencioso o aleccionador, porque son cosas que espantan a los lectores.

 

7. Cuida a tus personajes

Como en cualquier otro género, la construcción de los personajes es fundamental.

El protagonista de las comedias suele ser un inadaptado social con buen corazón cuya ineptitud social genera todo tipo de malentendidos y situaciones divertidas.

O bien puedes tener un personaje que sea un cínico y que gaste un humor negro negrísimo, o un tipo naif, cuya inocencia o idealismo resulte, por contraste, divertida, como el capitán Zanahoria Fundidordehierroson.

 

Si consigues que tus personajes le caigan simpáticos al lector ya tendrás media partida ganada.

Espero que estos consejos para escribir libros de humor te hayan resultado útiles e interesantes.

Si te apetece ejercitar el consejo número 2, ahora puedes echarle un vistazo a estos libros de ficción humorística, de ficción absurda y ficción transgresiva,  y leer los primeros capítulos para ver si te gustan.